Este documental, presentado en el Festival de Cannes y reciente ganador del premio Otra Mirada de la TVE en San Sebastián, construye su narrativa a partir de las movilizaciones públicas ocurridas en 2018 en el marco de la inminente votación en el Senado de la ley de legalización del aborto, tras su aprobación en Diputados.
La película comienza con el sonido de los bombos de una de las marchas organizadas por diferentes colectivos feministas, que durante meses salieron a la calle para visibilizar la problemática. El ritmo de la percusión marcará todo el desarrollo del film, que no tiene pretensiones periodísticas, históricas ni pedagógicas.
Que sea ley no relata de manera ascética el movimiento social que produjo la posibilidad de discutir el aborto públicamente por primera vez en la Argentina, sino que asume una postura claramente en favor de la legalización del aborto, al denunciar las condiciones en las que se realizan las interrupciones de embarazos no deseados y sus consecuencias para las mujeres de la región. Para ello, el director no solo retrata las manifestaciones callejeras verdes, con esporádicas apariciones de las marchas a favor "de las dos vidas", sino que también recorre distintos puntos del país para ponerles nombre, apellido y rostro a las familias que perdieron madres, hijas y hermanas por un aborto clandestino.
El film está dividido en segmentos denominados "militancia", "creencias", "hipocresía y doble moral", "feminismo" y "provida", que ordenan temáticamente los testimonios (que incluyen a legisladores, sacerdotes, médicos y referentes feministas) que Solanas recopiló para construir la trama del film, que cierra con la frase que le da título.