En efecto, películas como la de Solanas tienen una misión pedagógica, y si bien el registro y el montaje son cuidadosos, lo que se impone siempre es una voluntad de exposición orientada al entendimiento y el compromiso. Los testimonios son plurales: pueden hablar los padres de Ana María Acevedo, una de las tantas víctimas anónimas de la tara religiosa que detiene las intervenciones médicas, reconocidos miembros del Parlamento, gente heterogénea de la cultura argentina, sacerdotes progresistas y militantes conocidas y desconocidas del movimiento. Sobre los testimonios, Solanas los contrapone con diversos momentos de la toma de la calle en Buenos Aires, durante junio y agosto de 2018. También hay secuencias en las que se pueden observar las marchas celestes de los mal llamados “provida”. Al hacerlo, no editorializa ni tampoco condena, aunque basta con dejar la cámara prendida para asistir a un evento de signos vetustos.