¿Cómo mantener en alza un matrimonio de más de 30 años? Esa parece ser la pregunta en cuestión para esta nueva comedia dramática que protagoniza la gran Meryl Streep junto a Tommy Lee Jones.
La comezón de los 30 años
Las relaciones de pareja siempre son difíciles, sin importar el tiempo que las personas lleven unidas, resulta imposible no tropezar en el camino, es inevitable descubrir asperezas por limar, cosas para mejorar juntos y cosas que, sin lugar a duda, molestan de la otra persona.
Imaginemos que esto pasa luego de 30 años en pareja, con todo lo que eso implica, un matrimonio de dos personas adultas, con hijos y hasta nietos; después de pasar gran parte de la vida con otra persona, uno da por sentado ciertas cosas, ciertos sentimientos que jamás deberían sobreentenderse.
Ese parecía ser el problema que lleva a Kay (Meryl Streep) a consultar un libro de autoayuda para parejas en primer instancia, y luego, a querer ir a ver a dicho terapeuta en un viaje para recomponer la relación. Así que Kay, decide casi imponerle a Arnold (Tommy Lee Jones) la idea de hacer este viaje. El problema es que Arnold es un marido de otra generación, un hombre chapado a la antigua, que solo cree que los psicólogos son un grupo de ladrones habilitados para robar, es el típico viejo cascarrabias que no hace otra cosa más que quejarse.
Por lo que imaginen su sorpresa, al llegar al consultorio en un pequeño pueblo americano, y escuchar que las primeras preguntas del terapeuta son de índole sexual. Sobre que la pareja estaba en crisis, ahora solo resta esperar que se desencadene la tormenta final.
Los verdaderos problemas
Uno imagina que una comedia protagonizada por Meryl Streep y Tommy Lee Jones, que además van de la mano a un terapeuta que no es otro que Steve Carell, no puede fallar. Imagina risas despampanantes en la sala, grandes momentos de guión, conversaciones irracionales. Pero no, nada, cero. No pasa nada.
Se nota, entre los personajes, una química enorme, ambos protagonistas no hacen más que fluir por la pantalla con una naturalidad que da la impresión real de haber vivido una vida juntos; y cuando se juntan con Carell es realmente un triangulo increíble. Lamentablemente, todo eso queda en la pantalla, en las miradas cómplices de las tres figuras más importantes del film, porque al momento de la práctica, el guión no transmite eso.
El papel de Streep roza lo paupérrimo, una mujer de más de 60 años tímida, que casi no habla, en la que todo es llanto y cara de vergüenza. Se nota que está desesperada por salvar su matrimonio, y eso se debe pura y exclusivamente a la pasión que pone la actriz en cada escena, Streep es una gran intérprete y bastan sus expresiones para demostrarnos lo que su personaje busca, porque si del guión dependiera, a duras penas podríamos adivinar que acontece.
Vemos a Carell en un papel que lo desmerece por completo, sencillo, simple, sin mucho que decir más que poner cara de situación.
El único que sale bien parado es Tommy Lee Jones, que sin duda tiene un personaje mucho más jugoso y con líneas también más nutridas que el resto del elenco.
Conclusión
Corren tiempos difíciles para la comedia clásica, esta ha quedado en el recuerdo de muchos, el humor educado y correcto a veces no alcanza. Y sobre todo en esta película, que sin duda queda a mitad de camino, entre comedia y drama, no nos reímos mucho ni tampoco lloramos por un matrimonio en la ruina. Es un constante esperar más, algún chiste un poco más logrado, alguna situación hilarante, pero nada. No es más que una película chata con grandes actores.