El Diablo Metió la Pluma
Si bien para muchos, la carrera de Cohn y Duprat comenzó con Yo, Presidente, El Artista o El Hombre de Al Lado, en realidad nos tenemos que remontar a varios años atrás, a la industria televisiva para encontrar la génesis de esta exitosa asociación.
No solamente fueron creadores de uno de los primeros y más originales reality shows que hubo en la televisión, que daba la oportunidad de gente común de darse a conocer, como fue “Televisión Abierta”, o el programa “Cupido” que salía en Much Music, o incluso fundaron el canal Ciudad Abierta sino que crearon uno de los microprogramas más atractivos que dio la televisión por cable en mucho tiempo: “Cuentos de Terror” con Alberto Laiseca. Ningún amante de los géneros literarios, del horror y la narración oral, podía perderse esta maravillosa cita con Laiseca que se daba los viernes a la medianoche por I SAT.
Y dicha asociación con Laiseca, fue fructífera para los realizadores en más de un sentido. No solamente porque fue co guionista y asesor respectivamente de sus primeras obras cinematográficas (El Artista y El Hombre…), sino que aportó con su atractiva prestancia como co protagonista de la primera, y un mero extra en la segunda.
Por lo tanto, después de tantos años colaborando con el extraordinario escritor, Cohn y Duprat decidieron crear una película a su medida. Querida Voy a Comprar Cigarrillos y Vuelvo pertenece más a Laiseca que a Cohn y Duprat. Obviamente tiene el cuidado estético y el humor negro que contienen sus anteriores obras, el cinismo, el sarcasmo, la ironía y crueldad con los personajes (¿serán los hermanos Coen argentinos?), pero lo cierto es que esta historia está basada en un cuento inédito de Laiseca, está narrada por Laiseca e incluso Laiseca aparece en pantalla confesando que se trata de un cuento de él, y cuáles fueron sus intenciones al escribirlo.
En cierta manera, se trata de uno de los episodios de “Cuentos de Terror” extendido y con mayor humor, además por supuesto de recreación dramática e interpretativa de la historia.
Todo comienzo en el Siglo III en Marruecos, donde un comerciante español es golpeado dos veces por un rayo y se vuelve inmortal. El comerciante decide utilizar sus “poderes” para realizar travesuras temporales. De esta manera llega Olavarría, un pueblo “donde no pasa nada” dentro de la Provincia de Buenos Aires, donde vive Ernesto, un agente inmobiliario sesentón, aburrido, decepcionado con la vida, casado con una peluquera que ya no ama y cuyos oscuros pensamientos lo convierten en la víctima perfecta de este demonio inmortal, quien le hace una oferta especial: regresarlo en el tiempo durante diez años, los diez años que él desee volver atrás en su vida, no para cambiar su vida actual, sino para tener una realidad paralela. Pasados los diez años, Ernesto volverá al presente y el “inmortal” le regalará un maletín con un millón de dólares. Ernesto acepta y viaja en el tiempo. Solo tiene que decirle la esposa: “Querida, Voy a Comprar Cigarrillos y Vuelvo”.
Comedia fantástica como pocas, esta tercera ficciónn de Cohn y Duprat tiene momentos sublimes generados por la meticulosa observación de este personaje costumbrista, gris, cansado de la vida, interpretado con un solvencia asombrosa por Emilio Disi. Lejos de la comedia picaresca, en los últimos años, Disi compuso personajes más complejos de los habituales en él, más cercanos a los personajes de sus comienzos, y esta película confirma, al igual que está pasando con su compañero “exterminador”, Guillermo Francella, que se trata de una gran actor. Y me animo a decir que tiene muchas más herramientas interpretativas que Guillermo. El personaje está a su medida.
El problema del film pasa un poco por el tono ambiguo, y más que nada porque los chistes referidos a los viajes temporales no tienen el ingenio suficiente para ser completamente efectivos. Son chistes previsibles que adquieren mayor simpatía gracias al relato en off de Laiseca.
El aporte del escritor en este sentido es enorme. No solamente es un narrador, sino que además opina, da adelantos acerca de lo que vamos a ver, se ríe y burla del protagonista. Tiene una identidad propia esa voz en off, y por tanto esa autonomía la convierten en un elemento humorístico destacado en la película.
La película tiene aciertos estéticos (Cohn y Duprat son excelentes directores de fotografía) y algunos excesos productivos.
Lo que es incuestionable es la precisión en la elección de los actores: Darío Lopilato imita a la perfección a Disi joven, aún cuando los chistes que acompañan a cada de una de sus apariciones no funcionan demasiado bien. El otro acierto es la elección del enorme, fascinante, siempre misterioso y sensual, Eusebio Poncela. No hay otro actor español, que sea tan seductor y elegante para hablar como el mismo demonio.
Cohn y Duprat apuestan por empatizar con el espectador, a través de guiños acerca de la historia nacional de los últimos treinta años (hay un excelente gag relacionado con la última película ganadora del Oscar), lo que la convierte en una película no demasiado fácil para vender al exterior. Y justamente en estos riesgos es donde se gana interés. Porque si El Artista y El Hombre de al Lado, de por sí no eran las típicas comedias que atraen a público masivo, el humor irregular de Querida… la convierten en su obra más impersonal, pero a la vez la más experimental que hayan realizado.
Combinación patética entre Peggy Sue su pasado la Espera, Juventud sin Juventud (ambas de Coppola) y Al Diablo con el Diablo, Querida Voy a Comprar Cigarrillos y Vuelvo, es una cínica autocrítica a las costumbres y la “viveza” criolla, con la identidad del dúo Cohn/Duprat, pero sobretodo con la firma de ese maravilloso demonio de escritor que es Alberto Laiseca.