Allá por los años ochenta del siglo pasado, la telenovela supo administrar las dosis de romance diario con historias de amor entre mujeres y hombres de diferentes estratos sociales. Generalmente ella era empleada doméstica y él un tiro al aire que no se daba cuenta que en su propia casa estaba el amor. Recuerdo una novela de Grecia Colmenares llamada «María de nadie» donde la protagonista se subian a un micro para llegar a la ciudad y trabajar. En el arranque de esta propuesta está la misma escecna. Rohena Gera dirige, en este siglo, y con todos los clichés de la telenovela latinoamericana, una historia de amor entre clases sociales con trazo grueso y obviedades que ni siquiera por el extrañamiento de la cultura hindú logra transmitir emociones y empatizar con los protagonistas.