Esta comedia sobre dos hermanos tratando de encontrar a su verdadero padre empieza bastante bien, pero poco a poco se va derrumbando hasta que apenas pasada la mitad de la proyección empieza a volverse repetitiva y aburrida. Owen Wilson y Ed Helms son dos hermanos mellizos absolutamente opuestos, ya que uno es un millonario neohippie de personalidad abrumadora, mientras que el otro es un proctólogo absolutamente formal y amargo. Su madre, Glenn Close, se vuelve a casar y en medio de la emoción del reencuentro familiar les revela que en realidad no está segura de quién fue su padre, ya que en los '70 solía concurrir al Studio 54 y en medio del jolgorio de aquellos tiempos nunca supo bien de cuál de sus amantes quedó embarazada. Así que el dúo emprende un viaje por Estados Unidos para conocer a los posibles candidatos paternos, que incluyen un superastro deportivo, un genio de Wall Street y un mítico policía. La estructura de road movie funciona bien durante un rato cuando los hermanos conocen a los dos primeros candidatos (uno es JK Simmons, lejos lo mejor del film) pero a medida que la trama se va enredando torpemente y los chistes decaen, el asunto redunda en un desperdicio de talento.