La misma basura de siempre.
Ante la incompetencia de gestar comedias creativas con contenidos interesantes, esta película es otra propuesta idiota sin inspiración que se limita a explotar el estilo de comedia que brindó la trilogía ¿Qué pasó ayer?
Lawrence Sher, quien fue el director de fotografía de esos filmes, es el responsable de esta producción mediocre que tomo como recursos la escatología y las referencias sexuales para hacer reír al público.
Owen Wilson y Ed Helms interpretan roles similares que ya encarnaron en el pasado y el realizador desperdicia grandes artistas como Glen Close, Christopher Walken y J.K.Simmons en personajes olvidables.
Las situaciones cómicas se ven completamente forzadas y no terminan de funcionar, en parte porque hace rato que Hollywood viene refritando este estilo estúpido de comedia, donde no falta el clásico chiste homofóbico que atrasa 40 años.
Lo que genera irritación de esta producción es que te das cuenta al verla que tampoco se esforzaron en hacer algo diferente dentro de esa comedia zarpada que la trama intenta trabajar.
El director Sher ofrece un film aburrido, donde todos los chistes hacen agua y la duración de la historia se hace eterna.
Quienes quieran desperdiciar una entrada de cine en este fiasco adelante, pero traten de evitar los avances porque todas las supuestas escenas “graciosas” ya las queman en el tráiler.