Históricamente se ha visto a la comedia como un género menor, cosa con la que estoy en absoluto desacuerdo. Año a año queda demostrado que es más difícil generar risas, algo que se puede comprobar fácilmente cuando la cantidad de buenas películas humorísticas se cuentan con los dedos de una mano. Ni hablar de querer mantenerse en línea con los tiempos políticamente correctos que corren, donde el cómico transita sobre hielo fino a riesgo de caer en las garras de los guardianes de la moral, preparados para dar el zarpazo al incauto. La comedia no es fácil. No es tarea sencilla mantener una premisa a lo largo de una hora y media o más, que haya ritmo, chistes originales y con algo de seso, que no dependa exclusivamente de lo ofensivo o lo escatológico. Ni hablar de que el humor evoluciona a gran velocidad y lo que es gracioso hoy puede que en poco tiempo reciba una mirada indiferente. Por eso es que todos los años llegan películas como Father Figures…