Pavada de bloque psicoanalítico: el director de esta salvajada escatológica con muñecos estilo Muppets (pero que no lo son) y humanos es Brian Henson, el hijo del creador de Los Muppets. Brian había hecho varias películas de Los Muppets, pero antes de que pasaran a ser de Disney, y ahora -entre otras cosas- hace morir con delirante fruición a muchos de estos seres de felpa.
Debe aclararse que esto es un policial negro en el que abundan las referencias a Marlowe y a Chandler y a las versiones cinematográficas de los 70 de sus novelas. Y que también, y sobre todo, y feliz y salvajemente, es una comedia de alta potencia escatológica y -a su afelpada manera- sexual.
Este policial satírico tiene momentos geniales del sublime arte de la puteada (Pauline Kael dixit) manejado portentosamente por Melissa McCarthy, que la investigación criminal hasta tiene intriga y que, bueno, ya no suelen hacerse películas así, de este nivel de riesgo y tan anómalas (con muñecos pero para adultos, sin marca previa, sin súperhéroes, apelando a tradiciones que no están de moda).
Hay varios lazos -el rodaje de la película porno, por ejemplo- que la hermanan con otra salvajada de muñecos que parodiaba con amor y bestialidad a Los Muppets: la incombustible Meet the Feebles, de Peter Jackson. Si no llenan las salas para ver ¿ Quién mató a los Puppets? después no se pregunten quién mató a las comedias.