El hijo mayor de Jim Henson, el creador de “The Muppet Show”, nos ofrece este peculiar film que busca satirizar el género del policial negro por medio de las conocidas marionetas que hicieron famosa a la compañía de su padre. “The Happytime Murders” es una comedia que mezcla a los títeres con actores reales en un mundo donde ambos conviven pero con un racismo incesante de los humanos para con los muñecos a quienes ven como ciudadanos de segunda clase. En este marco se da que el reparto de títeres de un famosos show televisivo infantil de los años 80 llamado “The Happytime Show” empieza a ser asesinado uno por uno. Es por ello que un agente de la policía de Los Ángeles (y Puppet) caído en desgracia y devenido en detective privado tendrá que tomar el caso para salvar a su hermano y a otras tantas marionetas que pertenecen al círculo de sus allegados y conocidos. Para ello deberá lidiar con su ex compañera de la policía, la detective Connie Edwards (Melissa McCarthy) con la cual no finalizó su relación laboral en buenos términos. A su vez, también deberá salvar a Jenny (Elizabeth Banks), la mujer que protagonizaba la serie infantil, que solía ser su novia en los años dorados del show.
El largometraje de Brian Henson es una oportunidad desaprovechada para lo que podría haber sido un producto interesante. Si bien la trama es absurdamente atractiva, el resultado se queda a mitad de camino por medio de un guion no muy inspirado y con poco sentido del humor. A la película le faltan gags más hilarantes y la capacidad de reírse de sí misma. Es como que todo el esfuerzo está puesto en demostrar que es una obra para adultos intentando ser transgresora a través de chistes sexuales y escatológicos. No obstante, el film nunca rompe el molde y los chistes escasean para que pueda ser una especie de sátira del policial o una comedia propiamente dicha. Se la siente más como el policial al cual busca ridiculizar en lugar de la comedia que aspira a ser. El problema es que para marcar más el hecho del film noir le faltaría jugar un poco con los códigos estéticos y estilísticos del género, como por ejemplo la fotografía donde se podría haber motivado una clave más baja llena de contrastes y sombras pero que en definitiva termina siendo ambientado como un capítulo de “Plaza Sésamo”.
Por el lado interpretativo, Melissa McCarthy, quien pertenece a esa categoría de actores y actrices que son amados y odiados por igual, está bien seleccionada para su papel y demuestra ser una comediante capacitada para realizar este tipo de roles desafiantes donde las fronteras entre lo absurdo, lo grotesco y lo verosímil son puestas en juego. En los personajes secundarios acompañan muy bien Maya Rudolph, Elizabeth Banks y Joel McHale que igualmente podrían haber sido explotados de mejor manera para exponer sus habilidades para la comedia.
Como película de este estilo, podemos compararla directamente con el largometraje de Robert Zemeckis, “Who Framed Roger Rabbit” (1988), que tenía un argumento similar pero mejor expuesto y aprovechado el componente “fantástico” y/o “animado”. “¿Quién mató a los Puppets?” es un largometraje que podría haber sido mucho más certero de haber tenido un mejor aprovechamiento de la comedia y un guion un poco más perspicaz e irreverente en lo que respecta a su diégesis o mundo ficcional. Un relato que solo goza de pocos momentos de picardía y entretenimiento gracias al carisma de McCarthy y de los comediantes involucrados.