¿Quién mato a los puppets? es la nueva película dirigida por Brian Henson, hijo de Jim Henson, creador de Los Muppets, aquellas marionetas que saltaron a la fama después de protagonizar un show de televisión conocido como Plaza Cesamo. En este caso también hay muñecos que interactúan en el mundo real con personas de carne y hueso, pero a diferencia de los anteriores está destinado a un público adulto, ya que es una parodia al género policial, en un caso parecido a ¿Quién engañó a Roger Rabbit?.
La protagonista es la comediante estadounidense Melissa McCarthy, que interpreta a Connie Edwards, una detective de la policía de Los Angeles que debe resolver junto a un puppet llamado Phil Phillips que trabaja como investigador privado una serie de crímenes de varios puppets que formaron parte de un exitoso programa de televisión de la década del ’90. Esto es posible porque la película transcurre en un mundo en el que ambas especies conviven diariamente, pero las marionetas son discriminadas por los seres humanos, lo que hace que muchas de ellas vivan en la marginalidad y busquen subsistir trabajando en actividades ilegales.
Entre los puntos a favor vale la pena destacar al personaje de Phill Phillips, una versión “puppet” de Phillip Marlowe, llama la atención lo bien que pudieron construir y otorgarle expresividad con unos recursos tan limitados a este investigador privado desencantado del mundo y marginado por su condición de marioneta. Lo mismo ocurre con otros personajes arquetípicos del cine policial, como la femme fatale, las estrellas televisivas en decadencia que sueñan con una segunda oportunidad, los mafiosos y los informantes, todos ellos diseñados con el sello de calidad que otorga el apellido Henson.
Pero ¿Quién mató a los puppets? tiene también varios puntos que le juegan en contra y no le permiten ser la obra maestra bizarra y original que pudo haber sido. El primero de ellos se encuentra en que transcurre en la actualidad de una ciudad de Los Angeles limpia y luminosa, que esconde sectores marginales donde viven estos “puppets” discriminados por la sociedad. Porque una estética sórdida y similar a la de Sin city, hubiera marcado mejor un contraste entre un pasado ideal visto en la televisión y un presente donde Jenny, su conductora interpretada por Elizabeth Bankstrabaja como stripper.
El segundo gran problema que tiene esta película a mi parecer es que en su afán de hacerla para adultos recurre demasiado a los chistes sobre sexo y drogas, pero la mayoría de ellos son verbales, y desaprovecha el gran potencial de generar gags físicos con los que se lucieron estos personajes cuando se apuntó al público infantil. Y el segundo problema con el humor de esta película es que la exageración y repetición de situaciones obscenas en muchos casos termina se explicando por lo que dejan de ser graciosas y pasan a ser desagradables porque se pierde el factor sorpresa.
En conclusión “¿Quién mato a los puppets?” es otra película orientada a un público adulto que hace interactuar a personas reales con marionetas, los casos anteriores más conocidos fueron Howard, un nuevo héroe y las dos películas de Ted. Pero a diferencia de estas últimas no se anima del todo a la incorrección política, y parece no confiar del todo en sí misma, por lo que desaprovecha muchas situaciones que la hubieran hecho mucho más interesante.