Una comedia con personalidad dividida
El mítico programa de humor estadounidense Saturday Night Live (¡se emite desde 1975!) continúa lanzando a la consideración popular a comediantes de diversa naturaleza que tarde o temprano terminan recalando en el cine con suerte dispar. Entre los más exitosos no pueden omitirse nombres como Bill Murray, Chevy Chase, John Belushi, Dan Aykroyd, Martin Short, Eddie Murphy, Ben Stiller, Adam Sandler, Will Ferrell y el listado sigue y sigue ad eternum. Jason Sudeikis, miembro de SNL desde 2005, no ha sido una excepción a la regla pero a diferencia de algunos de sus colegas está lejos de ser una estrella desempeñándose hasta ahora como actor de reparto en películas mediocres (Semi-pro: el amateur, El caza recompensas, Locura de amor en Las Vegas, etc.). Evidentemente sus últimas apariciones en Pase libre y Quiero matar a mi jefe lo han dejado en una posición expectante con la industria que empieza a depositarle un voto de confianza a partir del protagónico asignado en ¿Quién *&$%! son los Miller? Por mi parte le encuentro una sola contra a este muchacho: es uno de los actores más irritantes que recuerde. Más allá de los defectos de la película bancarse a Sudeikis durante casi dos horas está al borde de calificar como una misión imposible. ¡Ojo!, Sudeikis puede ser para esta generación de cinéfilos la misma pesadilla que fue Garry Shandling para alguna anterior.
¿Quién *&$%! son los Miller? es un proyecto de New Line Cinema que data del 2006 cuando se suponía que el personaje principal, un dealer de marihuana de poca monta, estaría a cargo de Steve Buscemi. Por distintos motivos el rodaje se fue postergando hasta que asumió como director Rawson Marshall Thurber, el mismo de la muy graciosa Pelotas en Juego. Thurber, está comprobado, sabe dirigir comedias y con la excepción de Sudeikis el grupo de actores reunido es extrañamente armónico por lo que todo quedaba supeditado, naturalmente, a la calidad del guión. Y aquí es donde la película derrapa por no tener la coherencia de mantener hasta el final la incorrección política que plantean de entrada. Se trata de un libreto psicopateado por sus ¡cuatro! autores: lo que desarrolla uno en una escena lo deshace el otro en la siguiente. Aún con esta especie de doble personalidad que sufre el guión, el filme también presenta otros inconvenientes que Thurber intenta disimular dándole ritmo y a veces vértigo al relato. De a ratos lo consigue, de a ratos no… ¡el tipo no hace milagros! Si el gag no es bueno no existe director que lo salve.
La premisa, no exenta de un atractivo gancho comercial, es de esas que entran en una oración: un vendedor de drogas de medio pelo contrata a una stripper, a una joven de la calle y a un vecino menor de edad para aparentar que conforman una familia y así cruzar un cargamento de marihuana a través de la frontera sin despertar sospechas de la policía. La idea podría haber generado una gran comedia pero la cosa queda ahí, en potencial: entre la personalidad repelente de Sudeikis, que encima se hace odiar con su papel de perfecto imbécil, las indecisiones tonales del guión y los muchos dardos que arrojan los personajes y no dan en el blanco, ¿Quién *&$%! son los Miller? malogra sus oportunidades y sólo ocasionalmente logra hacer reír. Los mejores chistes, para colmo, requieren cierto conocimiento de la cultura pop con alusiones a series como Dexter y la ya mítica Friends, con la que comparte en el reparto a la invariablemente bonita Jennifer Aniston que recibe una sorpresa divertida mientras transcurren los créditos finales.
Si algo debe rescatarse de esta comedia tan desequilibrada (ora audaz, ora conservadora) es el gran profesionalismo de los actores, especialmente del joven británico Will Poulter que saca mucho provecho de unas facciones que parecen diseñadas para un rol como éste. Jennifer Aniston nunca fue una actriz descomunal pero tiene sentido del humor y con su cancha nunca queda mal parada. Emma Roberts si bien carece del carisma de su tía Julia es probable que con los años demuestre ser una artista más completa que la eterna Mujer Bonita. Ahora, volviendo a Jason Sudeikis… ¿qué hacemos con este tipo? ¿Y si se instala en Hollywood por 20 años más? ¿Dónde está Dios cuando lo precisamos?