Una "familia" poco normal
David Burke es un dealer que encuentra sus clientes entre gente común.
Con el negocio bien asentado desde su paso por la universidad, obtiene buenas ganancias y su provisión semanal resulta tan importante que, después de un incidente callejero, el robo de su mochila y su caja, terminan por dejarlo en bancarrota y en deuda con su distribuidor, Brad.
Imposibilitado de pagar, debe acceder a un trato aparentemente sencillo si no quiere perder la vida. Debe viajar a México en avión y regresar a los Estados Unidos con un cargamento de hierba a nombre del "ficticio" Pablo Chacón.
Cómo pasar los puestos de migraciones sin ser requisado por policías o agentes de la DEA es el problema.
Formar una familia falsa y volver de viaje de turismo en una gran casa rodante le surge como la mejor idea, y se la procura con Rose, una vecina stripper y con problemas de pareja, como su supuesta esposa; Casey, la chica punk que va de sillón en sillón buscando donde dormir luego de haber escapado de su hogar, como la hija mayor; y Kenny, el vecino de 18 años que todavía no ha besado a una chica, como el menor.
Mucho o casi nada, todos procuran sacar alguna ganancia de la travesía, pero ninguno sabe que los riesgos escalan a dimensiones insospechadas cuando decidan hacer pasar por "los Miller".
Estereotipos de toda clase conviven entre los personajes de esta comedia a la road movie, que parte de una idea imaginativa para desarrollar un libro convencional con gags más o menos irreverentes.
Un par de bailes con poca ropa de Jennifer Aniston --como la sensual Rose-- se seguirán fijando en las retinas de la platea masculina, mientras transcurren en pantalla situaciones descabelladas, que desprenden alguna carcajada para mechar entre las casi dos horas de relato.
Al cabo, la comedia familiar, aún la menos ingenua, debe encontrar un final feliz y una lección que, para el caso corre por cierto sentido de la ética en los negocios, incluso el de las drogas; el valor de la familia; el amor a la patria --4 de julio mediante-- y la necesidad de encontrar segundas oportunidades para redimirse.