Camino a la normalidad
¿Quién *&$%! son los Miller? (¿por qué no le habrán puesto simplemente “Somos los Miller”, como indicaba la traducción más lógica del título original) es un film que sirve como parámetro para establecer el piso y el techo de la comedia estadounidense de los últimos veinte años. Y no sólo de sus actores, directores y guionistas, sino incluso del público, es decir, lo que puede y/o quiere ver, lo que está dispuesto a convertir en un éxito, en referencia del género.
El film de Rawson Marshall Thurber (responsable también de la estupenda Dodgeball) avanza con una fluidez llamativa, casi como un relojito. La historia de David Clark (Jason Sudeikis), un vendedor de marihuana que -luego de que le roban toda su plata y mercancía- se ve obligado por su proveedor (Ed Helms) a oficiar de mula para meter un gran cargamento desde México a Estados Unidos, y para eso monta una familia falsa (el típico matrimonio con dos hijos en una casa rodante) con la ayuda de sus vecinos, se desarrolla por los carriles previsibles, lo cual le funciona como impulso pero también como límite.
Quizás tenga que ver con que Thurber no es acá guionista, a diferencia de Dodgeball, con lo que aquí se dedica casi a administrar las potenciales virtudes de todos los elementos que componen el proyecto. Y lo hace con efectividad, en especial con el rubro actores: Sudeikis está en su salsa, tirando cien líneas memorables por minuto, todas con múltiples referencias culturales; Jennifer Aniston ya supo ser acompañante de Adam Sandler (en Una esposa de mentira), Owen Wilson (Marley y yo), Vince Vaughn (Viviendo con mi ex) y Ben Stiller (Mi novia Polly), siempre con un amplio dominio de la situación, y aquí ratifica que es una garantía; Emma Roberts está perfecta; Will Poulter, a pesar de tener algunos antecedentes cinematográficos (Las crónicas de Narnia: la travesía del viajero del alba), es una pequeña revelación; Helms demuestra que puede hacer de un hijo de puta con todas las letras con total autoconciencia de su rol; y en cuanto a Kathryn Hahn y Nick Offerman, son actores expertos en convertir la normalidad en algo anormal.
El problema es que ¿Quién *&$%! son los Miller? es un poco hija de ¿Qué pasó ayer?, que por algo fue la comedia más exitosa de los últimos veinte años, y que también tenía como base una estructura cuasi policial. Es decir, tira un par de indicios que hacen pensar que se va a llevar el mundo por delante, pero si uno la observa con un mínimo de cuidado, ya se pueden intuir desde el mismísimo comienzo las marcas que indican que al final va a terminar recayendo en el lugar más cómodo y seguro. Eso ya se ve en la delineación de los personajes: el David de Sudeikis es un narco al que nunca se lo ve consumiendo y hasta se percibe que le pesa la soledad y nadismo en que vive; Aniston es una estríper que no quiere tener sexo y a la que se le nota a kilómetros su necesidad de encontrar un hombre que la acompañe; Roberts es una vagabunda que no anda en la calle porque sea pobre, sino porque su situación familiar es bastante desastrosa, y lo que en verdad quiere es una familia como la gente; y en lo que se refiere a Poulter, es el típico virgen destinado a enamorarse, como marca la adolescencia más convencional.
Podríamos decir que, teniendo en cuenta esto, la película no deja de tener una cierta coherencia: los protagonistas desde el principio buscan algo en particular y lo terminan encontrando, en un núcleo familiar un poco corrido de lo convencional. No hay en sí giros bruscos e injustificados, como en parte los tenía ¿Qué pasó ayer? (en especial con el personaje de Bradley Cooper). El inconveniente pasa porque tenemos ciertas escenas donde hay un ánimo más rupturista, que es hacia donde podía haber encarado definitivamente el relato: un monólogo en una peluquería donde Sudeikis hace una rápida y despiadada radiografía del estadounidense medio (y con la que los argentinos podríamos sentirnos muy identificados) o una secuencia donde Aniston y Roberts le enseñan cómo besar a Poulter, bajo la atenta mirada de Sudeikis, son como muestras gratis de lo que podría haber sido el film. Sin embargo, lo que finalmente queda son los chistes sexuales aunque no se muestra ni una teta. De ahí que ¿Quién *&$%! son los Miller? termine bien lejos de las obras del dúo Adam McKay-Will Ferrell, del caos que representaba Una guerra de película o hasta de la reflexión sobre (y desde) las instituciones del cine de Judd Apatow.
Aún con sus rasgos conservadores, ¿Quién *&$%! son los Miller? también vale para pensarla en comparación a la comedia argentina, tanto televisiva como cinematográfica. Lo cierto es que, a excepción de Capussotto, estamos a años luz de la virulencia que pueden tener los comediantes yanquis (incluso los más esquemáticos). Y eso no sólo tiene que ver con los artistas, sino también con el público. Es que claro, nos haremos los antiimperialistas, pero en el fondo, somos tan o más conservadores que los estadounidenses.