Es un regalo para los fans de Whitney Houston por muchas razones. Es una celebración al talento de la cantante considerada como una las más grandes de su generación, la que más vendió y fue premiada, en su carrera de 30 años. Por eso la que canta es ella es las versiones remasterizadas originales de sus canciones y la protagonista, logra una sincronización perfecta. Por eso ya es recomendable verla es cines con sonido de primera. La decisión de los productores de usar su propia voz es entendible, la actriz que la personifica capta el esplendor de Whitney aunque no se le parece. Es una gran cantante a la que se puede escuchar en los coros del comienzo de la historia y en el momento en que su madre se aparta para darle el protagonismo en presencia de un gran productor. Después se la escucha a la Houston con una precisión mímica increíble de Naomi Ackie. Si bien nada se soslaya en el film, su preferencia sexual cercenada por su familia homofóbica, la traición del padre, la adicción a las drogas, la difícil relación con Bobby Brown, el acento esta puesto en verla actuar, en escucharla, aunque siempre se la ve incómoda con la fama. Una versión amable de su trágico destino, un homenaje.