Una sólida interpretación de Naomi Ackie consigue hacer llevadera la clase de biografía superficial, pedestre y sin alma que se podía esperar del guionista de Rapsodia Bohemia, Anthony McCarten.
Hace unos años el canal Lifetime realizó una película sobre Whitney Houston que protagonizó Angella Bassett y tenía un perfil similar.
En ambos casos se ofrecen producciones extremadamente correctas que presentan una aversión a profundizar los aspectos más dramáticos dentro de la historia de vida de la artista.
El film de la directora Kelsi Lemmons recorre la carrera de Whitney como si se tratara de un resumen escolar basado en el perfil de Wikipedia.
Desde sus orígenes artísticos en el coro de una iglesia a sus primeros pasos en la industria discográfica, seguido por el ascenso a la fama el final trágico a los 48 años.
A lo largo del relato hay alguna referencia a su bisexualidad y algún problemita de adicciones pero la película de Lemmons no expresa el menos interés en ahondar en ninguna de estas cuestiones o en la faceta artística de la protagonista.
Todo se desarrolla de un modo mecánico e insípido a través de una narración que termina por desperdiciar una muy buena interpretación de Naomi Mackie, quien encarna a la intérprete en las diversas etapas de su vida.
Al igual que Rapsodia Bohemia una virtud que se puede resaltar del film es la rigurosidad con las que se recrearon desde la realización algunas de las presentaciones icónicas de Houston.
Se destacan especialmente la interpretación del himno norteamericano en el Super Bowl de 1991 y hacia el final la presentación en los American Music Awards de 1994 que quedó en el recuerdo entre los mejores momentos de su carrera.
Debido a que la voz de la artista era imposible de replicar en la mayoría de las secuencias musicales se escuchan las grabaciones originales.
Sin embargo, Mackie tuvo la posibilidad de interpretar por su cuenta un par de canciones al comienzo del film donde hace un trabajo más que digno.
Lamentablemente la película en su contenido resulta olvidable para tratarse de una biografía que podría haber ofrecido un espectáculo más ambicioso desde la ficción.
A quienes les interese conocer en detalle la vida de la cantante les recomiendo el brillante documental de Kevin Macdonald (Un día en Septiembre), Whitney, que explora en profundidad las luces y sombras de una de las mejores voces que trascendieron en la música popular norteamericana.