El trio de empleados que, tras haber planeado asesinar a su superior, salió airoso en Quiero matar a mi jefe, regresa en esta secuela con un invento que le permitirá lanzar su propio negocio y ser sus propios jefes.
Nick (Bateman), Dale (Day) y Kurt (Jason Sudeikis) desarrollan un prototipo denominado "ducha amigo", que dispensa jabón, champú y acondicionador en una único ducha. Después de dar publicidad a su nueva invención en un programa de TV, un astuto empresario (Waltz) termina robando su negocio y deciden secuestrar a su hijo (Chris Pine) para recuperar lo que es suyo, acudiendo incluso a los consejos de su exjefe en prisión (Kevin Spacey).
Quiero matar a mi jefe 2 resulta una comedia mas de las típicamente hollywoodense, redundante a la primera, cargada de situaciones inverosímiles y absurdas que en su mayoría no logran la risa del espectador. La similitud entre los personajes principales hace que terminen sobresaliendo las acotadas apariciones de Jamie Foxx, Kevin Spacey y Jennifer Aniston, mientras que el trio protagonista sólo se limita a sobrellevar un relato cuyo único atributo es su buen ritmo, a pesar de sus 105 minutos, y una moraleja un tanto curiosa para el sueño americano, pero bastante verosímil para nuestros pagos.