Una secuela que se corre de la original, pero logra buenos resultados gracias a la adaptación de sus actores al nuevo estilo de guión.
Cansados de tener que responder a sus jefes, Nick, Dale y Kurt deciden convertirse en sus propios jefes y lanzan un nuevo negocio en esta secuela de Quiero matar a mi jefe.
Cuando uno de sus inversionistas resulta ser un estafador, los tres amigos desesperados y sin herramientas legales para recuperar su empresa, deciden secuestrar al hijo mayor del inversor y pedir una recompensa.
De allí, una serie de enredos, secuestro incluido, para dar continuidad a la película que en 2011 se hizo de críticas favorables, dirigida por Seth Gordon y protagonizada por Jason Bateman, Charlie Day, Jason Sudeikis, Kevin Spacey, Jennifer Aniston, Colin Farrell y Jamie Foxx.
Algunos de ellos ya no están, entre ellos el director, que fue reemplazado por el guionista de Tonto y retonto 2, y se incorporaron nuevos protagonistas.
La nueva historia, como la anterior, depara giros sorpresivos cuando el espectador parece haber adivinado por donde desembocará, excepto hacia el final, cuando el relato se achancha y sólo espera su cierre.
Menos sutil que su antecesora, más volcada hacia el humor crudo y contado a través de ciertos códigos masculinos, procura y logra entretener.
Bateman, Sudeikis y Day, en el trío principal, secundados por Aniston, Foxx, Spacey y los "nuevos" Christoph Waltz y Chris Pine, son, en gran medida, los responsables del acierto, con la construcción de personajes complejos en su simpatía..