El vivo vive del zonzo
Decepcionante secuela de una comedia que en su primera entrega supo entrentener con tono disparatado. Ya sin sorpresas y con el tedio como compañía, esta vez vemos al trío de desgraciados protagonistas en el rol de emprendedores estafados. Para recuperar algo de lo perdido planean una acción criminal que, obviamente, no sale como lo imaginan y, para peor, se les vuelve en contra.
En una breve escena el filme plantea algo real. Que los EE.UU. son una tierra de oportunidades, ya sea para quienes quieran trabajar duro, o para quienes deseen especular con el trabajo ajeno. Tal vez, lo único acertado en todo el relato.
Jason Bateman es el equilibrio entre el insoportable Sudeikis y el insufrible Charlie Day, ambos en roles exacerbados por encima de lo que ofrece el pobre guión. Algunos buenos momentos están a cargo de las breves participaciones de Kevin Spacey y de una cada vez menos reconocible Jennifer Aniston. Para rematar un festival de obviedades, los créditos finales son acompañados por bloopers del rodaje.