Una secuela forzada
Dirigida por Sean Anders, la comedia tiene un gran elenco que se destaca hasta en los actores secundarios, pero falla. Hay películas que no merecen una segunda parte
Jefes horribles, eso tenían en Quiero matar a mi jefe los tres protagonistas. Jefes horribles era el título original de la película. De aquella torpeza que caracterizaba a los tres protagonistas y de su deseo de hacer algo más allá de sus posibilidades estaba hecha aquella comedia. Tenía momentos olvidables y otros realmente buenos. Era una comedia bastante despareja con aciertos parciales y villanos divertidos. Esta secuela busca, como era de esperarse, ir más allá.
Los protagonistas habían decidido dejar atrás a sus jefes, evitando directamente tener uno. Pero a pesar de su voluntad de estar en paz, se encuentran con un padre y un hijo que les complicaban bastante esa idea. Entonces al verse estafados, creen que secuestrar al inescrupuloso millonario podría ser la solución.Elenco a la película no le falta, los tres protagonistas, Jason Bateman, Jason Sudeikis y Charlie Day, son probados comediantes y su trabajo tiene el timing necesario. Los roles secundarios están cubiertos por actores de lujo, como Jennifer Aniston, Chris Pine, Christoph Waltz, Jamie Foxx y Kevin Spacey. No hay duda alguna del presupuesto que la película tiene y el profesionalismo actoral con el cual cuentan para realizar la película.
Pero aun así, algo falla. Falla el agotamiento de las secuelas, falla que entre tanto talento no les haya quedado un espacio o un dinero para que el guión estuviera a la altura de las circunstancias. Por momentos los chistes son tan obvios y torpes que el mérito de los actores deja de impresionarnos para generarnos algo de vergüenza ajena. Es el gran dilema que una y otra vez enfrentarán las comedias, el mantenerse en la misma línea o probar algo nuevo. Y si se mantienen en la misma línea cómo hacer para que el espectador siga interesado. Si los films de terror o los films de acción suelen luchar contra este conflicto, la comedia debe luchar aun más. La nueva trama de comedia con algo de policial acá realmente no funciona, solo los mencionados apuntes, méritos del elenco, hacen que la experiencia sea pasable, pero siempre lejos de una buena película.
Algunos personajes –el de Jamie Foxx, por ejemplo– se han agotado y no tienen más para ofrecer. Cinco Oscar suman Walt, Foxx y Spacey juntos, dudo que trabajando en películas como estas sumen un sexto, aun cuando hagan un esfuerzo para lidiar con un guión que ya se sabe agotado de antemano. Se sabe, hay películas que no deberían tener secuelas.