La comedia romántica es un género que en los últimos años fue bastante en declive. No solo porque en la primera década de los 2000 gozó de una popularidad inmensa que pudo haber llevado a una especie de agotamiento sino también debido a un cambio en la concepción de las relaciones sexo-afectivas, que fueron cambiando con el correr de los años, al igual que la idea del amor, la cual fue evolucionando y se fue complejizando conforme al avance de la sociedad moderna.
Algunas producciones pudieron capitalizar y explorar nuevas temáticas dentro del género como la divertida e interesante «Bros» (2022) de Nicholas Stoller, que no solo explora cómo es salir con alguien en la actualidad por medio de las aplicaciones de citas y ese tipo de cuestiones, sino que además se centra en una pareja homosexual y el contexto que los rodea. Todo desde una aproximación bastante realista y plagado de encanto y humor. Asimismo, cada tanto surgen algunas películas como «Maybe I Do» («Quizás para Siempre» en nuestro país) que parecen intentar rememorar a las comedias románticas de antaño, pero cayendo en los mismos lugares comunes, obviedades e incluso en ciertas concepciones del amor bastante anticuadas.
Probablemente el peor de los errores de este film es que ni siquiera tiene demasiado espacio para la comedia o incluso el romance parece escasear en sus 94 minutos de duración. El largometraje dirigido por Michael Jacobs, basado en una obra de teatro escrita por él mismo que plantea un escenario donde dos jóvenes, Michelle (Emma Roberts) y Allen (Luke Bracey) han llegado a un punto en su relación en el que están viendo los pasos a seguir. Allen parece cómodo con lo que tienen, pero Michelle quiere casarse y llevar la relación «al próximo nivel». Mientras tanto sus padres (Diane Keaton, Susan Sarandon, Richard Gere y William H. Macy) parecen desencantados con sus matrimonios y llevan mensajes complejos a la pareja sobre el futuro. Finalmente, ambos deciden que sus padres se conozcan en una cena familiar. Lo que no saben es que los padres ya se conocen bastante bien, lo que lleva a algunas opiniones muy distintas sobre el valor del amor.
La película además de resultar obvia y trillada como dijimos al principio, se apoya en una premisa que es bastante inverosímil y poco plausible. Además, se nota su origen teatral y la poca inspirada puesta en escena hace que nos sintamos ante una obra de teatro filmada. Por otro lado, si bien Sarandon, Gere, Macy y Keaton son intérpretes de renombre y con el suficiente talento como para dar algunos intercambios entretenidos, el guion no ayuda a que los mismos se luzcan. Las situaciones que se dan carecen de inteligencia o suspicacia para hacer que el espectador se sorprenda con los resultados o al menos se ría (de hecho, prácticamente no se explota el potencial de la ridiculez que antepone la premisa).
«Quizás para Siempre» es una película fuera de época (en el mal sentido) que no logra encontrar un rumbo y somete a su talentoso elenco a una serie de escenas sin gracia ni sagacidad. Una oportunidad desaprovechada y un paso atrás en lo que respecta al género.