Hace exactamente 45 años, el 25/03/1977 Rodolfo Walsh es interceptado producto de una emboscada, por un grupo de tareas de la ESMA, formando parte de los más de 30.000 desaparecidos que ha dejado el proceso militar en nuestro país.
“RJW”, el nuevo trabajo documental de Fermín Rivera realza la figura de Walsh en todos sus planos: como militante, como periodista y también como escritor, además de poder relevar algunos hechos de su infancia y de su juventud con material de archivo que fundamentalmente se compone de fotos y fragmentos de filmaciones.
Las voces que van construyendo el hilo narrativo del documental se diversifican para poder mostrar la figura de Walsh en todos estos aspectos. Mientras que una voz en off trata de que Walsh hable en primera persona –una voz que suena sumamente artificial y algo distante, como si los párrafos no fluyesen y que se evidencia demasiado su lectura- , ciertos aspectos de su vida más íntima, familiar y personal lo narra la propia voz de Patricia, su hija que, opuesto a lo anterior, rebosan de espontaneidad a través de anécdotas sentidas y datos desconocidos como la idea de las islas que lo ha acompañado a través de toda su vida o la historia de sus padres y sus abuelos. Finalmente, su perfil como periodista y escritor se va armando entre las entrevistas con prestigiosos colegas como Juan Forn, Silvia Aduoe o Juan José Delaney.
Rivera recurre a algunas escenas de reconstrucción pero sin que existan actores, sino que vuelquen visualmente el espíritu de los textos de Walsh en la pantalla con planos detalles o por el contrario, algunos que muestran sólo una parte del todo.
Pero lo que resulta más interesante del trabajo de Rivera es el análisis de la figura de Walsh como periodista y escritor, mucho antes de su exitosa “Operación Masacre”. También de su desempeño como traductor, un oficio que desarrolló en forma totalmente autodidacta, donde desarrolla una idea de que traducir es escribir como otro, con una especie de figura fantasmática.
Forn lo describe como la mezcla exacta de Hemingway y Fitzgerald, desarrollando la novela policial en un ambiente distintivo, bien argentino, estableciendo de esta forma una complicidad directa con el lector. Sus fuentes de inspiración van de Arlt a Borges, abrevando de sus fuentes como cuando desarrolla dentro de sus textos el arte de la poesía encriptada típica de Borges, que se hacía invisible para el lector.
Walsh tomó la escritura como arma de militancia, contra las injusticias por las que luchó desde su juventud, reivindicando una etapa muy dura atravesada en su niñez que, entre otras cosas, lo mantuvo encerrado como pupilo en un instituto de menores.
Los guiños, los textos apócrifos, su faceta como periodista y la escritura como elemento político van rearmando la figura de Walsh que también se fue entramando con diversos hechos políticos de la Argentina y sobre todo con el peronismo y la revolución libertadora que aparecen en la última etapa del documental.
Quizás su frase «Mi historia es la historia de la Argentina» podría resumir perfectamente el espíritu del documental que aborda aspectos desconocidos de la figura de Rodolfo Jorge Walsh, haciendo de “RJW” un trabajo que descubre todos sus aspectos, como nunca antes se lo había visto.
POR QUE SI:
» Lo que resulta más interesante del trabajo de Rivera es el análisis de la figura de Walsh «