Rabo de peixe

Crítica de Diego Lerer - Otros Cines

Pescadores de ilusiones

La Filmoteca Metropolitana permite acceder a un trabajo de la dupla de ¿Y ahora? Recuérdame que se estrenó en el Forum de la última Berlinale.

La historia de Rabo de peixe es bastante curiosa. Pinto y Leonel, la pareja creativa y protagónica del excelente documental ¿Y ahora? Recuérdame viajaron varias veces, entre 1999 y 2002, a las Islas Azores a retratar la vida en el pequeño pueblo pesquero de allí cuyo nombre da título al film. De hecho, vivieron meses enteros ahí. De ese material surgió un documental que el canal de TV que lo comisionó luego alteró radicalmente, quitándole todo material que pintara negativamente la vida en la comunidad, entre otras cosas.

Alrededor de 15 años después, los realizadores portugueses recuperan, reorganizan y reeditan este material para presentarlo de la manera en la que hubieran querido hacerlo originalmente, detalles más, detalles menos. Y lo raro es que no es un film que presente la vida en esa comunidad de manera negativa ni mucho menos. Al contrario, pese a los conflictos y dificultades que implican vivir en una zona con grandes dificultades económicas, bastante caótica y desorganizada, y con un trabajo en extremo peligroso por las malas condiciones en las que se realiza, Rabo de peixe es un retrato humano, cariñoso y noble acerca de las vidas de un grupo de pescadores del lugar, una pintura de una comunidad “a la antigua” que fue perdiendo su identidad y de un trabajo artesanal que ya no existe más.

La isla puede ser bella y sus paisajes, espectaculares. Pero las vidas de los pescadores no son para nada glamorosas, trabajando en barcos muy inseguros y recibiendo poquísimo dinero por su esforzada, manual y peligrosa labor. Pero el film prefiere centrarse en los personajes, una familia extendida de hermanos, primos y amigos que viven de la pesca y atraviesan varios cambios personales a lo largo de los años durante los que fueron acompañados por Nuno y Joaquim.

La voz en off que conocimos en el otro film volverá acá, cálida y reflexiva, una voz que complementa con observaciones personales más que informar o tirar datos. La voz fue agregada luego, claro, y relata también los viajes de los cineastas a la isla y su relación con los lugareños. Y, en ese sentido, ya que las imágenes están grabadas en un video de baja calidad (la standard para la época, pero que hoy luce casi casera), se tiene todo el tiempo la impresión que la película es más un diario personal de viaje que un documental sobre el lugar.

Tal vez la experiencia de ¿Y ahora? Recuérdame les hizo descubrir a Pinto y Leonel un estilo, una forma de encarar el retrato (o autorretrato) documental, que les resulta útil a ellos para organizar su material. Y, por suerte, también resulta fascinante para los espectadores para sentir que sus films son pedazos de vida capturada en imagen y sonido, sí, pero transformada en algo más contundente por la sensibilidad, el humor y la melancolía que los cineastas le agregan con sus cálidos textos.