Perrone por partida doble
En la línea de P3ND3J05 y Favula, Perrone se propone aquí un homenaje explícito al cine y a la figura de Pier Paolo Pasolini. A partir de una catarata de herramientas y recursos retro-modernos y con elementos tomados de la novela Ragazzi di vita, se recrea con absoluta libertad algunos aspectos de la vida del multifacético y provocativo artista italiano hasta su trágica muerte. Poesía y videoclip, musical a ritmo de cumbia electrónica (notables aportes de Che Cumbre y DJ Negro Dub), drama juvenil con adultos represivos, cine mudo y de efectos visuales como un diálogo entre lo analógico y lo digital, Ragazzi apela a diálogos que se escuchan al revés y luego son subtitulados, imágenes con bordes redondeados y superpuestas, cámara lenta, un bello trabajo con sombras que remiten al expresionismo alemán, escenas de fútbol, skate, bailes, motos, perros o muchachos en el agua para un patchwork estilístico decididamente vistoso (se ven algunos de los planos más virtuosos de toda la filmografía del director), pero que en algún sentido reitera varias de las búsquedas de sus dos largometrajes previos. El efecto, por lo tanto, ya no es tan sorprendente, aunque se siguen agradeciendo los esfuerzos, el riesgo y la creatividad de ese artesano prolífico e inquieto que es Perrone.