La muerte se acerca
“Rambo: Last Blood” (2019) es una película de acción que constituye la quinta entrega dentro de la saga Rambo, iniciada en 1982. Dirigida por Adrian Grunberg, la cinta vuelve a contar con Sylvester Stallone en la piel del ex veterano de Vietnam y experto en guerrilla John Rambo. Además, Stallone ideó la historia junto a Dan Gordon y co-escribió el guión con Matthew Cirulnick. Completan el reparto Yvette Monreal, Adriana Barraza, Paz Vega, Óscar Jaenada (Luis Miguel, la serie), Sergio Peris-Mencheta, Fenessa Pineda, entre otros.
Años después de los hechos ocurridos en Birmania, Rambo (Sylvester Stallone) encontró en Arizona una familia a la cual pertenecer. Ésta está compuesta por María (Adriana Barraza) y su nieta Gabriela (Yvette Monreal), joven que está próxima a comenzar la universidad. Cuando Gabriela se entera que su amiga Gizelle (Fenessa Pineda) descubrió el paradero de su padre biológico en México, ella desacatará lo que le dice su abuela y viajará en su búsqueda para obtener respuestas de por qué este hombre decidió abandonarla una vez que su madre murió. Aunque Gabriela se dirige a México esperanzada, su estadía allí no será para nada placentera ya que tendrá la mala fortuna de ser capturada por un cartel de droga y prostitución. Al notar que la muchacha nunca regresó a su hogar, John Rambo se pondrá en marcha para acabar con los proxenetas mexicanos, en especial con Víctor (Óscar Jaenada) y Hugo Martínez (Sergio Peris-Mencheta), líderes del negocio.
Después de las películas de Rambo estrenadas en 1982, 1985, 1988 y 2008, finalmente estamos ante la última misión de este héroe de guerra que fue entrenado para ignorar el dolor y con un único objetivo: matar al enemigo. La situación es simple: para los que les haya gustado las anteriores entregas, Last Blood les resultará la más floja de la saga; para los que desconozcan de las aventuras pasadas de Rambo, la cinta de Adrian Grunberg será una opción entretenida a pesar de sus variados clichés y diálogos acartonados.
Y es que parece que la originalidad en cuanto a la historia se perdió completamente en esta producción que recuerda mucho a “Búsqueda implacable” (Taken, 2008). Metódica y estereotipada, la película se siente como algo que ya vimos. Sin embargo, hacia la mitad del filme ocurre un hecho inesperado que desencadena en un tercer acto caracterizado por la venganza de nuestro protagonista. Así es como la entrada al cine se hace valer, dándonos escenas gore donde Stallone hace uso de su inteligencia para planear las muertes más violentas que harán retorcerse en el asiento a más de uno.
A excepción del protagonista, el resto del reparto no logra destacarse ya que cada personaje que aparece en pantalla está allí para cumplir una función determinada y nada más, lo que deriva en que casi ninguno tenga un grado de profundidad relevante. Por otro lado, resulta un punto a favor que se muestre que Rambo no es una persona invencible sino que, como cualquier otro, puede recibir severas golpizas y terminar inmovilizado por días.
A pesar de no contar con un guión convincente que genere una trama atrapante como las películas previas, “Rambo: Last Blood” se deja ver y se disfruta por el simple hecho de ver una última vez a Stallone en este icónico rol. Genérica en la mayor parte de su metraje, no hay dudas de que ver a Rambo matar a crueles personas siempre funciona.