Treinta y siete años y cinco películas después Sylvester Stallone le dice adiós a Rambo, su segundo personaje más famoso, surgido de las paginas del libro Primera sangre de David Morell. Lejos quedó aquel trastornado veterano de la guerra de Vietnam que volvió a los Estados Unidos para verse pisoteado por el Sheriff de un pequeño pueblo en el cual causó estragos.
Tras una larga vida envuelto en guerras y batallas que incluyeron el regreso a Vietnam, formar parte de una misión en Afganistán y una no planeada y revuelta en el sudeste asiático, John Rambo decide retirarse de una vida llena de violencia en su rancho familiar. Sin embargo, cuando su sobrina del corazón desaparece en México, tras ir en busca de su padre, el veterano de guerra deberá afrontar su última misión.
Rambo: Last Blood es una película que podría dividirse en dos partes: Si describimos la primera, nos encontramos con unos primeros 45 minutos muy lentos y sin que pase nada relativamente interesante para lo que nos tiene acostumbrado esta saga. Buscan hasta el cansancio darnos a entender que Rambo ya no quiere saber nada de su vida pasada y se esfuerza demasiado para mostrarnos la relación casi paterna entre el personaje y esta sobrina postiza y su abuela, solo para justificar todo lo que sucederá después. Relación que nunca queda en claro bien de donde viene. Todo esto podría haberse acortado a no más de 20 minutos y todo iba a quedar igual de claro, además de haberle dejado más minutos a lo que realmente busca el espectador: violencia y más violencia.
Esta violencia, y a gran escala, llega recién en la segunda mitad de la película, cuando Rambo decide buscar venganza contra un cartel mexicano. Y acá estamos, sin dudas, frente a lo mejor de esta película. Para el que le encanta el gore y la violencia a nivel masacre – como quien escribe estas palabras- se encontrará con un festín que incluye grandes escenas de acción, algunas al limite de lo inverosímil pero que lo hace aún mas grandioso. Es tan volado todo lo que se ve que termina siendo una mezcla perfecta entre Taken y Mi pobre angelito. Si, leyeron bien, Mi pobre angelito.
Claro que siempre habrá devotos a criticar este tipo de nivel de violencia, que por el contrario a muchos nos gustan, pero hay que entender que no es más que es una película y que no por gustarnos ver este tipo de escenas ficticias en una pantalla seamos amantes de la violencia en el mundo real. También, y en este caso es más entendible, existe una fuerte crítica a este film por cierto tipo de xenofobia y racismo más propio de otra época y en ningún momento busca ayornarse a los tiempos de hoy, sino darle un punto final a una saga con la que creció más de una generación, protagonizada por un ejercito de un solo hombre.
A pesar de su arranque flojo, Stallone -que a pesar de que los años se le vengan encima siempre da lo mejor de si- con Last Blood nos regala un cierre a pura sangre para uno de los personajes mas querido del cine. ¿O acaso le queda un tirito más?, solo el tiempo lo dirá….