Tuve la suerte de conocer a Ramón Ayala el año pasado durante la presentación del documental sobre el Comandante Andresito; y tal como lo que aquí demuestra, puedo dar fe de que se está ante un hombre entrador, de un carisma increíble. En aquella oportunidad, en el salón de presentación del Congreso de la Nación, encaró un extenso discurso que puso en aprietos a la coordinadora con tiempos ajustados. Sin embargo, lejos de molestar, quedó como un hecho simpatiquísimo y de honda sabiduría, estábamos en presencia de alguien que es un placer escuchar.
Marcos Lopez realiza un documental a la medida de su homenajeado (nunca mejor usada esa palabra), Ramón Ayala utiliza varios recursos acertados para configurar la persona que se esconde detrás del título del film.
Ayala es un músico misionero, un artista de ley, que debe mucho de su arte a su tierra, a su país, a su provincia, a su pueblo. Esto queda plasmado en cada una de las palabras que el propio Ramón expresa a lo largo de los cortísimos 66 minutos.
Al misionero se lo muestra en su cotidianeidad y desplegando su arte; pero además se exponen testimonios de variada índole haciéndole honor a su persona, desde músicos como Juan Falú o Liliana Herrero, hasta familiares cercanos, y admiradores. Todos expresan qué significa Ramón Ayala para sí y para nuestra cultura.
En este collage no faltarán tampoco algunas imágenes oníricas o alegóricas, y por supuesto mucha música para graficar las mismas. No sólo los allegados o uno mismo hablan de una persona, el lugar, la raigambre cultural también tiene para decir.
Se cuenta también con material de archivo y con muestras de clips cinematográficos que aluden a lo que se está diciendo. Estamos en presencia de un documental multiorgánico.
Ramón Ayala (el documental), servirá para quienes admiren a este músico, y también para quienes quieran averiguar más de él. López se empeña en demostrarnos que es una persona digna de desgranar y descubrir.
Artista comprometido, difícilmente se encuentre otro cantautor capaz de describir tan bien la vida misionera y las costumbres de la tierra. Reconocido por su lucha a favor del trabajador del campo, y por ser la voz de los que no la tienen. Ayala pareciera ser ese tipo de artistas del interior por el que vale la pena adentrarse.
Pese a sus varios elementos, su estructura es sencilla aunque dinámica, y despierta cierta alegría, quizá la misma que despierta Ayala.