Bestias sueltas en la ciudad
“Rampage: Devastación” (Rampage, 2018) es una película de acción dirigida por Brad Peyton y escrita por Ryan Engle, Carlton Cuse, Adam Sztykiel y Ryan J. Condal. Está basada (tomándose varias libertades) en el videojuego de arcade homónimo desarrollado por Midway Games, que fue lanzado en 1986. El reparto incluye a Dwayne Johnson (alias “La Roca”), Naomie Harris (Paula en “Luz de Luna”), Malin Akerman, Jake Lacy, Jeffrey Dean Morgan y Joe Manganiello.
Davis Okoye (Dwayne Johnson), experto en primatología, prefiere pasar su tiempo con los animales en vez de con los humanos. En especial con George, un sabio gorila albino al que le salvó la vida de pequeño. Cuando tres cápsulas llenas de un misterioso humo caigan del cielo, George, un lobo y un cocodrilo se verán afectados debido a que aspiraron el experimento genético. Esto provoca que las tres criaturas se vuelvan enormes, agresivas y posean súper fuerza. Para evitar que los animales continúen destruyendo todo a su paso, y con el objetivo de que no le hagan daño a su fiel amigo, Davis se unirá a la ingeniera genética Kate Caldwell (Naomie Harris). Ella trabajó para la empresa que ocasionó este desastre, por lo que los dos harán hasta lo imposible para hallar el preciado antídoto que induce a la calma.
Después de dirigir “Viaje 2: La Isla Misteriosa” (Journey 2: The Mysterious Island, 2012) y “Terremoto: La Falla de San Andrés” (San Andreas, 2015), Brad Peyton vuelve a elegir a Dwayne Johnson como protagonista. El resultado es más de lo mismo: un producto extra pochoclero lleno de explosiones, helicópteros que dejan de funcionar y edificios que se derrumban. Esto podría llegar a funcionar, sin embargo las incoherencias e inverosimilitudes del relato lo vuelven cada vez menos entretenido.
“La Roca” mantiene el carisma que lo caracteriza y se puede notar el gran nexo de amistad que construyó con el gorila. Lo que no se puede dejar pasar es que sea humano y a la vez invencible, ya que por más de recibir disparos, él corre, lucha y salta como si nada. Por otro lado, los efectos especiales que se utilizan para mostrar las catástrofes ocasionadas por los animales están bien logrados así como el diseño del simio; pero el del lobo no logra convencer dado que luce muy falso cuando la cámara decide enfocarlo de cerca. Ni hablar de sus habilidades: ninguna persona que use la razón puede llegar a creerse que un lobo tenga alas o espinas y que sólo las use en determinado momento.
Los villanos toman decisiones ilógicas, la música drámatica e imponente abruma y las escenas de acción consisten en disparar repetitivamente a las criaturas, hecho que ya en un principio los mismos personajes se dan cuenta que no va a dar resultado. En un momento determinado tanto la acción como el sonido se detienen y uno cree que el desenlace está por llegar. Error: se vuelve sobre lo mismo en escenas híper alargadas e innecesarias.
Algunos chistes del guión generan risas, mientras que otras líneas se sienten trilladas. Además, no se entiende por qué el director quiso hacernos creer que los estudiantes de primatología tendrían protagonismo durante el resto del metraje. Luego de los primeros minutos, se decide no tenerlos más en cuenta a pesar de que en el comienzo se les dio una introducción.
Al no aportar nada innovador al género, “Rampage: Devastación” se convierte en una más. Se deja ver y puede que la disfrutes a pesar del tiempo que tiene de sobra y sus variadas equivocaciones. Lo que es seguro es que no quedará en la memoria de nadie luego de salir de la sala.