Un mono gigante destroza edificios y se come a la gente que encuentra en el camino.
¿Cómo construís una película sobre un video juego que tiene ese concepto limitado?
Esto no es Tomb Raider o Assassin´s Creed que cuentan con historias más desarrolladas o Castlevania, por citar otro clásico, que al menos te permite explorar su mitología.
Ante esa disyuntiva el director Brad Peyton (Viaje al centro de la Tierra 2, Terremoto) optó por la mejor opción que fue evocar la fórmula de los viejos filmes japoneses de Godzilla de los años ´70.
Por lo general los mejores momentos de aquellas películas tenían lugar en la última media hora, cuando los monstruos se iban literalmente a las manos y destruían la sufrida ciudad de Tokio.
El resto, especialmente las subtramas de los personajes humanos, era olvidable.
Eso es exactamente lo que ocurre con Rampage, que tiene un buen comienzo con la presentación de los protagonistas, luego se pone densa con una historia aburrida y finalmente levanta en el tercer acto cuando la narración se concentra a pleno en la acción.
Los efectos especiales son decentes y el desquicio final con los monstruos consigue ser entretenido pero no hay más que eso.
Las grandes figuras de Rampage que se roban el film son el mono George y el lobo Ralph, que brindan las mejores interpretaciones aunque son personajes digitales.
El resto es bastante pobre.
The Rock ya cansó con el mismo personaje de siempre y en este film se lo nota un poco más apagado que de costumbre, si bien rema la película con profesionalismo.
Naomi Harris, una gran actriz que hace poco ganó el Oscar por su labor en Moonlight, acá aparece para justificar en la trama una presencia femenina. Sin embargo, su personaje es obsoleto y no aporta nada.
Jeffrey Dean Morgan, quien vive un gran momento en la serie The Walking Dead, deja la sensación que entró al set de Rampage por accidente y filmó de onda un par de escenas. Su papel no tiene sentido y parece pertenecer a otra película.
En el caso de Malin Akerman (Watchmen, The Final Girl) la actriz brinda una de sus peores actuaciones junto con el insoportable Jake Lacey (The Office). Ambos componen un par de villanos sobreactuados, típicos de los dibujos animados de los años ´90, que resultan irritantes.
Cada vez que aparecen en escena esta película decae por completo y uno le ruega a la pantalla que la narración regrese con los monstruos.
Por esa razón, lo único rescatable de esta película son los bichos gigantes que tienen sus momentos destacados hacia el final.
Supongo que a los productores del Monster Universe de Warner no les debe haber caído bien que el estudio estrenara esta película porque ya quemaron la escena de combate entre King Kong y Godzilla.
En esta producción sin ir más lejos incluyeron un reptil que es un robo del monstruo asiático. Van a tener que esmerarse en crear secuencias de acción más elaboradas para que después la gente no diga que la próxima película es “una copia de Rampage”.
Para resumir, si buscás un film pochoclero para entretenerte un rato con un collage de efectos especiales es una propuesta que zafa, pero dentro del género no deja de ser otra adaptación de un video juego para el olvido.