Dwayne “The Rock” Johnson y el director Brad Peyton (Terremoto: la falla de San Andrés) vuelven a reunirse en Rampage: devastación, adaptación basada en la saga de videojuegos que arrancó en 1986.
Davis Okoye es el jefe de una unidad contra la caza furtiva y protector de los animales. Tiene a su cargo un inteligente gorila albino llamado George, uno de los pocos en su especie. Cuando un experimento genético cae del espacio, infecta tanto a él como a otros animales. Como consecuencia comenzarán a crecer y perder el control atacando la ciudad de Chicago.
Davis con la ayuda de la Dra. Kate Caldwell (Naomie Harris) tendrán que desenmascarar a la corporación Energyne, responsable de crear la sustancia, y obtener el antídoto para detener a George.
La Roca es sinónimo de entretenimiento hoy en día en el cine de acción pero mientras algunas de las películas que realiza el actor rozan lo exagerado del realismo en Rampage: devastación, el concepto de realidad se olvida para dar lugar a la espectacularidad de las situaciones.
Podemos creer que su protagonista sobrevive a la caída de un edificio esquivando escombros sin dificultades porque el film divierte sin pretender profundizar en su argumento.
Los personajes son cliches (incluso desbordan lo grotesco si pensamos en los hermanos malvados responsables del virus). Incluso Jeffrey Dean Morgan impone el carisma de Negan su personaje en la serie de The Walking Dead, pero sin la maldad que éste representa.
Desde lo visual la destrucción de Chicago hace remembranza al único objetivo del juego que era acabar con los edificios de la zona. Aunque las criaturas tienen algunos acabados que no terminan de convencer cuando se pone en balance su tamaño con sus protagonistas humanos, hay que rescatar que el chimpancé George desprende más simpatía y empatía con el espectador que otros animales de la pantalla hoy en día.