El cine de Islandia en una película premiada en Cannes
”Un certain regard”, segunda sección “oficial” del Festival de Cannes, premió en 2015 a un film de Islandia, país que no tiene gran tradición cinematográfica.
Se trata de “Rams” (“Hrútar”), que podría traducirse como “Carneros” y que en Argentina se conoce con el subtitulo de “Dos hermanos y ocho ovejas”. Es el segundo largometraje de ficción de Grimur Hákonarson, originario de un pequeño país de algo más de 300.000 habitantes cuya capital (Reikiavik) alberga a un tercio de los mismos.
La acción se desarrolla en Bardardalur, un lugar perdido del norte de la isla y tiene a dos hermanos peleados desde hace cuarenta que son vecinos y no se dirigen la palabra. En el inicio se los encuentra en una competencia con otros seis pobladores para elegir al mejor carnero. Grande es la desilusión de Gummi (Sigurour Sigujónsson) cuando su hermano Kiddi le gana por tener su animal un menor “grosor del muslo trasero”.
Nada pasaría a mayores si no fuera porque a uno de los ovinos se le detecta un mal incurable y contagioso que en los subtítulos se traduce como “tembladera” (scrapie sería su nombre más científico), algo similar al de la “vaca loca”.
Bien podría aplicarse aquí la famosa estrofa del Martín Fierro sobre “los hermanos sean unidos”, cuando ellos deciden rebelarse contra las autoridades sanitarias lideradas por una mujer. Quien la interpreta es Charlotte Boving, a quien se vio el año pasado en “Historias de caballos y hombres”, otro ocasional film islandés.
Es notable como Hákonarson logra con tan pocos elementos un crescendo dramático, sin caer en lo melodramático que podría resultar del obligado reencuentro de los distanciados hermanos. Revela sí la razón de tal separación y nos regala hacia el final una notable escena en plena montaña y con una tremenda tormenta que muy pocos podrían filmar. Como señala un colega el director de fotografía, el noruego Sturla Brandth Grovlen, ya nos había deslumbrado con su único y largo plano secuencia en la película alemana “Victoria”.
En una semana con mayoría de estrenos europeos, otros dos de Italia, se corre el riesgo de perderse esta original muestra de un cine poco conocido por estas latitudes. Valga la aclaración de que Islandia produce, pese a su pequeño tamaño y población, una docena de largometrajes por año y que la relación anual de “películas por espectador” es casi cuatro veces mayor que la Argentina, apenas superada a nivel mundial por Corea del Sur y superior a la de Francia y Estados Unidos. .