Esta es una historia dulce, sencilla y encantadora sobre las vicisitudes que viven dos hermanos rivales los cuales no se hablan hace 40 años. El director islandés Grímur Hákonarson (Sumarlandið) va mostrando de qué manera se comunican los habitantes de un pequeño pueblo, que se encuentran aislados de todo. Cada uno cría a sus ovejas, una vez al año se hace un concurso donde le dan un premio a un criador por tener la mejor oveja, realizan tareas rurales y beben mucho alcohol, el lugar donde se desarrolla la historia forma parte de los personajes. En varios momentos tiene mucho de tragicomedia. Su ritmo es pausado, con poco diálogos, momentos para la reflexión, su trama es cautivante y su fotografía acompaña a la perfección. Los protagonistas islandeses están correctos en sus papeles. Contiene alguna similitud a “Leviathan” de Andrey Zvyagintsev y con toques del cine de AkiKaurismaki.