El término rancho no solo se relaciona en nuestro país con la vivienda hecha con ramas o paja, sino que también puede significar un compañero de delito o de celda en la prisión, el lugar donde se lleva a cabo un robo o la comida provista en prisión para los internos.
El título del documental de Pedro Speroni se refiere a esta jerga carcelaria que busca retratar la vida en una prisión de máxima seguridad, donde un boxeador busca su libertad mientras que se relaciona con el resto de sus compañeros. Un relato crudo e intimista sobre un grupo de hombres que cometieron distintos delitos y que reflexionan sobre su pasado y su situación actual.
«Rancho» nos ofrece un acercamiento íntimo hacia el interior de una cárcel, con distintos perfiles de presos, a través de un seguimiento de su rutina, momentos especiales que viven ahí dentro, como las visitas de familiares, y diferentes conversaciones. Nos encontramos con algunos relatos crudos de su historia, arrepentimientos por los actos cometidos o reflexiones sobre la vida de un delincuente, la dificultad para salir adelante sin caer siempre en los mismos patrones o la facilidad con la que pueden conseguir lo que quieren, haciendo que el camino del trabajo no sea una opción posible o deseable. Algunos resultan más emotivos que otros y llegan a conmovernos, como la historia de un joven que mató al novio de su madre que la maltrataba, contada con humanidad, sensibilidad y dureza, mientras que otros siguen manteniendo una mirada más terca, soberbia o poco honesta (no hablamos de sinceridad, porque sin dudas dicen lo que piensan).
La cámara funciona como una mera observadora, el director no interviene casi en ningún momento, solo en un saludo final, donde podemos ver el vínculo generado con el protagonista, con el objetivo de retratar a estos personajes de manera natural, sin hacer preguntas o interactuar con ellos. Es un film que los deja ser libremente y es ahí donde se encuentra su mayor virtud.
En síntesis, «Rancho» busca retratar el interior de la vida en la cárcel a través de distintos personajes e historias. Un relato tan crudo como sensible gracias a que el director permite que los protagonistas se expresen sin tapujos en un ambiente que algunos abrazan como un hogar y que la mayoría lo rechaza. Una radiografía argentina que nos permite reflexionar como sociedad.