SUPERHÉROES DEL ASFALTO
Cada entrega de la saga RÁPIDO Y FURIOSO busca superarse a sí misma. El director Justin Lin, responsable de la franquicia desde la tercera parte, tunea cada secuela tratando siempre de hacerlas más vistosas y más ruidosas que sus antecesoras. Tras la sorprendentemente entretenida RÁPIDOS Y FURIOSOS: 5IN CONTROL (FAST FIVE, 2011), las revoluciones por minuto decaen con RÁPIDOS Y FURIOSOS 6 (FAST & FURIOUS 6, 2013): hay un par de buenas secuencias y dos o tres momentos muy emocionantes, especialmente al final, pero el guión presenta algunas flaquezas que convierten a la película en un paso atrás para lo que se iba construyendo hasta ahora, como si de un rebaje de marcha se tratara. Encima, el hecho de lo que aparentemente se presenta como un final para la historia de los personajes queda algo deslucido por las ganas locas e incontenibles de adelantar el ya inevitable séptimo film.
Ya desde los créditos iniciales, con escenas de toda la saga (incluso aquellas en las que Vin Diesel no tenía papada), RÁPIDOS Y FURIOSOS 6 no pone en clima para un film que más o menos pretende cerrar la historia de Dominic (Diesel), Brian (Paul Walker) y el resto de la banda. Pero, ¿hace falta otro final? ¿Qué mejor desenlace para los personajes que disfrutar de los millones que robaron en Brasil en la película anterior? Todo se desencadena cuando uno de los GI Joes… perdón, cuando el agente Hobbs (Dwayne Johnson) va a pedirle ayuda a Dom para atrapar a Shaw (Luke Evans), un peligroso criminal y terrorista. ¿Por qué aceptaría Dom? Tiene guita, a la bella Elena (Elsa Pataky) y todas las mañanas disfruta de un hermoso paisaje en las Islas Canarias. Sin embargo, Hobbs tiene un as bajo la manga: unas fotos que demuestran que, tal cómo se había revelado al final de RÁPIDOS Y FURIOSOS: 5IN CONTROL, Letty (Michelle “machona” Rodriguez) sigue con vida. Y no sólo eso. Ella trabaja para los malos. Entonces, Dom acepta la misión para tratar de entender qué fue lo que le pasó a su ex, pero Hobbs le dice que quiere que participe toda su equipo porque sino no hay película. Uno a uno, nuestros héroes deciden dejar sus vidas de millonarios en lugares paradisíacos para sumarse a esta laburito en el que pondrán en riesgo sus vidas. Y sí, la verdad es que no tiene mucho sentido (¿algo tiene sentido en esta saga?), pero el guión explica esto diciendo que todos quieren regresar a su hogar, y tienen nostalgia, y la familia, y bla bla bla… por lo que acceden con la condición de recibir un perdón por sus crímenes para así poder volver a Estados Unidos. Y listo, así es como una banda de ladrones medio improvisados se convierte en la última esperanza de Interpol para atrapar al villano.
Ya hemos visto en la saga varias escenas exageradas y fantasiosas, pero lo de esta secuela es irse verdaderamente al carajo, bordeando los límites del género. Por momentos, parece que estamos viendo una película de superhéroes, con gente que vuela, tipos superfuertes y todo. Se ve que el guionista, Chris Morgan, y el director vieron mucho THE AVENGERS (2012), porque incluso se hacen chistes con Hulk, Thor y el Capitán América. Teniendo esto en cuenta, acá abro un paréntesis para tirar una teoría loca: al comienzo del film vemos que Jack, el hijito de Brian, tiene autos de juguete que son réplicas exactas de los vehículos de su papá y de su tío Dom. Pregunta: ¿Y qué tal si toda la saga, con sus escenas superfantasiosas, sus héroes nobles, sus villanos caricaturescos y sus persecuciones imposibles no son más que una sesión de juegos del pequeño Jack? Piénsenlo: las cosas exageradas que vemos, con tanques y aviones explotando, y el hecho de que su papá y su tío sean los héroes, parecen el producto de una mente infantil. Ok, capaz que el pendejo es demasiado chico en el film, pero puede que esté jugando unos años después de lo sucedido en base a historias que escuchó contar a los mayores, pero todo deformado y exagerado por su visión de nene.
Ok, dejando las teorías boludas de lado, RÁPIDOS Y FURIOSOS 6 es mayormente plana: no hay muchos de esos grandes momentos que asombren y emocionen, sólo la escena del tanque (ya adelantada en el trailer), que no es demasiado larga, y la secuencia final, que, más allá de robarle algunas cosas al final de TOY STORY 2 (¿??), está bastante bien. Además, quiero manifestar mi total desagrado por lo poco aprovechados que están la grosa Gina Carano (sus peleas con la Rodriguez son cortas y coreografiadas de manera decepcionante) y el indonesio Joe Taslim, que la rompió en LA REDADA (THE RAID, 2011) y acá no es más que un segundón que le pega a unos cuantos policías y a los personajes secundarios… ¿por qué no lo hicieron pelear con Johnson y/o Diesel? ¡Arghhh!
En el desenlace, la historia de los personajes principales cierra e incluso se ata el cabo suelto de RÁPIDO Y FURIOSO: RETO TOKIO (THE FAST AND THE FURIOUS: TOKYO DRIFT, 2006), que cronológicamente sucede después de la sexta. Pero claro, hay que seguir facturando, y lo que hubiera sido un final decente para la saga termina convirtiéndose en un puente hacia la séptima. Es muy intrigante ver hacia dónde se dirigirá la franquicia a partir de ahora. Una cosa es segura: los motores seguirán rugiendo.