Esta es la secuela de Rapido y Furioso 4 (2009). Hasta ahora la saga venía concentrándose en las carreras ilegales callejeras con algún que otro matiz. Viendo los productores que el modelo se estaba agotando rápidamente, decidieron darle una vuelta de tuerca a la saga (uh, esta sí que es prosa inspirada!), y se despacharon con la típica película de ladrones y asaltos ingeniosos. Mientras que la historia no es una maravilla y está plagada de agujeros gigantes, lo mejor - por lejos - de Rapidos y Furiosos 5in Control son las escenas de acción. Son tan disparatadas y bizarras que entran directamente en el terreno de la fantasía.
Acá el trío principal - Vin Diesel, Paul Walker y la bellísima Jordana Brewster - otra vez se encuentra en apuros con la ley y deciden irse de Estados Unidos. El destino elegido es Rio de Janeiro, más concretamente las favelas de Rio, las que se convirtieron en el escenario de acción de moda luego que Tropa de Elite (2007) y el video juego Call of Duty: Modern Warfare 2 (2009) mostraran que no hay nada más excitante en el mundo que perseguir a los narcotraficantes por encima de los techos de chapa de los rancheríos. Aunque esta gente no hable un choto de portugués, se las ingenian para toparse con un viejo amigo, el cual tiene un trabajo: robar una serie de deportivos de lujo de un tren en marcha. El tren va por el desierto brasilero (porque en Brasil hay desiertos, ¿no?) y esta gente monta un disparatado operativo para abrir un vagón del convoy como si fuera una lata de sardinas, sacar uno a uno los coches, y salir pitando antes de que alguien se de cuenta.
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A partir de allí las cosas se ponen estúpidas en un 50%. La estupidez no pasa por las secuencias de acción, que son alucinantes y que me hacen acordar a las de otro éxito de Vin Diesel - XXX (2002) -, sólo que aquí están recargadas de esteroides. El problema es la trama, que la mitad del tiempo habla y hace pavadas. Por ejemplo, que un narcotraficante mande robar sus propios autos; que en los mismos haya un chip en donde se detalla el lugar donde se encuentran 100 millones de dólares del capital del narcotraficante; que haya aliados que se vuelven traidores y más tarde se alían de nuevo; que venga de la nada una fuerza de seguridad yanqui y se pasee por Rio como si fuera un barrio bajo de Nueva York; que el trío principal tenga otra caterba de amigos en Rio, fanáticos de las carreras y más armados que todo el ejército brasilero en su conjunto; que Vin Diesel pueda ganarse un Porsche último modelo después de una carrerita y tenga para echarle nafta al tanque, aún cuando esta gente carecía de plata al principio de la película; y que todo el filme se base en un elaborado plan para robarse una gigantesca caja fuerte, plan que es abandonado a último momento cuando descubrimos que a) la caja fuerte no está en medio del edificio sino montada cerca de la salida de un garage, detrás de una pared de miserables 5 cm de espesor, y b) esta gente engancha semejante mole de hierro de 10 toneladas de peso a dos autitos - que no alcanza a una tonelada de peso cada uno -, y se van campantes por Rio, arrasando a media ciudad a su paso. El final es tan asombroso y bizarro que uno sólo puede aplaudirlo de pie. Aún cuando el trio principal sean nuestros héroes, los mismos no tienen empacho en masacrar a 50 patrulleros de la policía brasilera que lo persiguen. Y son accidentes feos, de esos en donde las victimas van directo al cementerio en vez de al hospital. El colmo de la ridiculez es el visto bueno de un personaje que se supone que está del lado de la ley y terminó apoyando todo este despropósito.
El climax es un típico disparate yanqui, en donde estos tipos se manejan como si estuvieran en su casa. Debe haber un centenar de muertos (entre policías y civiles), pero esta gente se ríe y festeja. Total, los brasileros no cuentan como seres humanos (dice el guión, no es lo que digo yo). Al menos el director debería haberse tomado la molestia de intercalar algún plano, mostrando que la gente salía viva y gateando de los autos destrozados. ¿O es que todos los que murieron en semejante persecución - peatones incluídos - eran corruptos o aliados del narcotraficante??.
Dejando de lado el desprecio por la vida humana - yo no soy moralista, pero lo de aquí es alevoso -, Rapidos y Furiosos 5in Control tiene su cuota importante de pavadas - algo que ni siquiera el empardamiento de las estrellas de acción del nuevo milenio, Vin Diesel y The Rock, puede compensar -. El problema en sí es que el guión es mediocre pero el filme tiene un director talentoso. Mientras hace sus pases mágicos, uno no piensa en las inconsistencias de la historia ... hasta que a Vin Diesel se le acaba la nafta y uno empieza a atar cabos sobre lo que acaba de ver. No es el mejor filme de la saga, pero es intenso y espectacular... en el sentido más bizarro de la palabra.