Súper acción en Río
Más rápido puede ser, más furioso tal vez, más espectacular sin dudas; es que Rápidos y furiosos 5: Sin control (Fast five, 2011) dobla la apuesta en materia de espectáculo. Todo es grandilocuente, explosivo y sorprende en esta nueva aventura que deja un poco de lado las picadas clandestinas para volcarse de lleno a la súper acción. Eso si, hay que verla en cine.
Esta vez la acción transcurre en Río de Janeiro, allí donde se esconden los ya conocidos Dominic Toretto (Vin Diesel) y Brian O’Connor (Paul Walker), que espera un hijo de Mía (Jordana Brewster). En la ciudad carioca se toparán con el narco-dueño de las favelas Reyes (Joaquim de Almeida) a quien enfrentarán, pero a la vez serán perseguidos por el implacable agente federal Hobbs (Dwayne Johnson). En esta carrera contra el peligro deberán demostrar quienes son los más rápidos y furiosos de Río.
A diferencia de otras sagas que van disminuyendo su potencial, la de Rápido y furioso crece en producción y presupuesto, haciendo de la típica trama de amistad, autos y chicas, una súper producción que arrasa literalmente con la Ciudad de Río.
Lo mejor del film son las espectaculares escenas de acción. El despliegue técnico es admirable y su director Justin Lin se luce con un montaje clipero que acentúa la sensación de vértigo. Porque además de las habituales persecuciones de autos, hay corridas por los techos de las favelas, saltos de un tren a toda velocidad, una bóveda de banco arrastrada por plena Río de Janeiro que destruye cuanta cosa se le atraviese en su camino, y mucho más.
En esta quinta entrega hay una gala de actores archiconocidos que se suman como Dwayne Johnson y Joaquim de Almeida que aportan un plus a una historia cargada de estereotipos y convencionalismos en la construcción de personajes y situaciones: la policía corrupta e ineficiente del tercer mundo, los marginales armados en las favelas, los coloridos tonos de la ciudad que se fusionan con el paisaje, etc.
La historia es una excusa para continuar con la saga y la relación familiar de códigos entre personajes fuera de la Ley, porque, reiteramos, la creatividad fue puesta en el diseño de las escenas de acción. Y eso alcanza para sorprender hasta al más reticente de los espectadores.