Acción frenética con Turbo Diesel
Una catarata de acción imparable es la que propone esta quinta entrega que cuenta con la dirección de Justin Lin, también responsable de otras dos partes de la saga. La película se convierte, sin dudas, en la mejor de todas. Y en ese sentido, también se despega del simple robo de autos o de las carreras ilegales para ingresar en un producto de acción sin límites.
Con velocidad en Turbo Diesel y la ciudad de Río de Janeiro como fondo, Rápidos y Furiosos 5sin Control reúne al ex policía Brian O’Conner (Paul Walker) con el ex prisionero Dom Toretto (Vin Diesel) para realizar un último trabajo y poder obtener así su libertad. Ellos traen algo grande entre manos y se lanzan contra Reyes (Joaquim de Almeida), uno de los empresarios más poderosos y corruptos de la ciudad. Pero sobre ellos también acecha Hobbs (Dwayne Johnson), un fornido agente del FBI.
Con este andamiaje de personajes que se codean con la ilegalidad y cruzan límites peligrosos; un equipo de expertos que completan Vince (Matt Schulze) y Mia (Jordana Brewster), entre otros rostros conocidos que se reúnen en la película, el film hace alarde de una producción muy generosa que tira la "casa por la ventana". La secuencia del comienzo a bordo del tren es impactante y la pirotecnia visual que ofrece el conjunto no da respiro al espectador.
La persecución final incluye dos autos arrastrando una caja fuerte y es lo mejor que se ha visto en el género en los últimos años. El vértigo constante que brinda un montaje frenético no suelta el acelerador en las dos horas y minutos que dura el metraje. Un detalle a tener en cuenta: la historia continúa después de los créditos finales.