Rápidos y furiosos 5in control de Justin Lin. En primer lugar, el 5 como “S” es ripioso y casi sin juego. El título en Argentina debió haber sido Rápidos y furiosos 5ntrol. En segundo lugar, este es el éxito más sorpresivo de lo que va del año y no para de agotar funciones (y sin 3D). Adolescentes y más adolescentes se han tomado el ir a ver esta película como una salida aglutinante y van de a decenas (comprobado in situ). Varios amigos (no adolescentes) me habían recomendado con alto entusiasmo (un poco de fans) la película. Debo decir que más allá de mi simpatía por el género de acción y por varios de sus códigos más alejados de todo lo artie, Rápidos y furiosos 5in control fue una parcial decepción. A favor puedo decir que hay una buena secuencia (la del tren del inicio) y una magistral (la del final con la caja fuerte). En el medio hay una película estirada, sin demasiado vértigo, con un ritmo y un delirio muy alejados de grandes películas de acción de la orgullosa “zona berreta” como Caída libre (Terminal Velocity, 1994, de Deran Sarafian, con Charlie Sheen, Nastassja Kinski y James Gandolfini), en la que se rescataba a alguien de un baúl de un coche cayendo desde un avión. Como curiosidad de Rápidos y furiosos 5in control, hay que decir que es una película altamente homoerótica, y que cada vez que Vin Diesel y Dwayne Johnson (el que antes se llamaba The Rock) se miran, hay chispas; y que cuando se agarran a las piñas falta muy poco para la pornografía. Por otro lado, el director se las ingenia para filmar unos (pocos) culos femeninos en Brasil y no salir de lo esquelético. Hay que tener maldad para no filmar ni uno con forma de pera. De todos modos, el disfrute 5ntrol de esta película es de aquellos que son fans o que disfrutan de ver a los fans festejando los coches o las mecánicas hazañas de los protagonistas. Como dije, no es lo mío.