Acción sin límites
La esperada séptima entrega de "Rápidos y Furiosos", que sirve de homenaje póstumo a Paul Walker fallecido irónicamente en un trágico accidente automovilístico en 2013, cumple con todas las expectativas y brinda un espectáculo con impactantes y novedosas secuencias de acción donde cada escena está hecha por y para nuestros sentidos.
Esta “aparente” ultima entrega de la saga de Rápidos y Furiosos viene precedida del trágico accidente automovilístico que sufriera el actor Paul Walker en 2013 y que llevó a Universal Pictures a terminar el film con la ayuda de los hermanos de Walker, Cody y Caleb. Este hecho incrementó las habituales expectativas que siempre acumulaba cada entrega de esta saga.
El director James Wan, conocido por la saga El juego del miedo, La noche del demonio y El conjuro, entre otros films de terror, reemplaza al responsable habitual de la franquicia Justin Lin, adaptándose muy bien al género de acción y llevando a un nuevo nivel las escenas espectaculares de la franquicia. Wan toma los tópicos de la saga y se luce con impactantes persecuciones de coches, luchas cuerpo a cuerpo y secuencias tan inverosímiles como sorprendentes.
Repleta de acción y adrenalina, Rápidos y furiosos 7 no olvida los guiños y homenajes a los 15 años de historia de la franquicia -autos espectaculares, exuberantes mujeres en bikini, y carreras clandestinas, entre otros-, volviendo irrelevante cualquier aspecto argumental para el cual sólo basta saber que el hermano mayor de Owen, el mercenario ex militar al que se enfrentaron Toretto y Brian O’Conner en la sexta película, emprende venganza por su hermano lisiado tratando de eliminar al equipo de Toretto.
Mas allá de lo esquemático de los personajes, el nuevo villano interpretado a la perfección por Jason Statham -El Transportador- logra imprimirle las dosis de acción y dramatismo que requiere cada escena en la que participa, y las estrellas invitadas como Jason Statham, Kurt Russell y Tony Jaa cumplen sobradamente con su cometido.
A pesar de los cliché en los diálogos del comienzo, Wan nunca suelta el acelerador y garantiza con cada plano demenciales escenas y un espectáculo visual que, sumado al 3D, merece contemplarse ante una pantalla en formato IMAX. Rápidos y furiosos 7 rinde al final una emotiva despedida al fallecido Paul Walker, sin apartarse de la trama y con sincera emoción.