"Esto no es un adiós"
Superando todas las adversidades, y sin caer en la utilización de golpes bajos, la última entrega de una de las sagas más exitosas de los últimos tiempos se consolida como el cierre perfecto para una etapa dorada del cine de acción.
Aunque desprende un aroma de nostalgia y tristeza desde el primer minuto, la séptima entrega de “Rápidos y Furiosos” no deja atrás su más reciente pasado y continúa con la tradición de ofrecer una excelente propuesta para los amantes del cine pochoclero. Porque no hay que olvidarse que aquí, sin importar lo que pase, lo más importante siguen siendo los autos increíbles, las misiones imposibles y las peleas “mano a mano” entre verdaderos pesos pesados del género. Todo eso dice presente, posicionando a este capítulo como uno de los más logrados y eficaces de esta franquicia de más de 15 años de vida.
Con Vin Diesel llevando las riendas de la trama, “Furious 7” no se olvida de la tentadora premisa deslizada al final de la sexta entrega y desarrolla con un ritmo frenético que no da respiro una tremenda lucha entre la familia Toretto y el villano de turno que, vamos a hacer honestos, hace méritos para quedarse por un buen rato: Deckard Shaw, interpretado por el siempre eficiente Jason Statham. Sin lugar a dudas, todas las escenas que involucran a estas dos bestias, son impagables y terminan erigiéndose como lo mejor de la película.
James Wan (aunque no lo crean, el mismo director de “La noche del demonio” y “El Conjuro”) sorprende filmando con el mejor de los pulsos, y alguna que otra puesta en escena ingeniosa, las espectaculares escenas de acción que nos regala “Rápidos y Furiosos 7” entre las que se incluyen la soberbia secuencia de los autos paracaidistas y un cierre a todo trapo en las calles de California, donde la saga rompe sus propios límites además de otras tantas cosas.
Quizás el punto más flojo de la película sea la participación mínima de Dwayne “The Rock” Johnson, quien parece estar relegado a ocupar el mismo lugar que Hulk en “Los Vengadores”. Es decir, el de la fuerza bruta indispensable solo en los momentos en los que no quedan más recursos. Salvo por ese pequeño detalle, no quedan dudas de que “Rápidos y Furiosos 7” es la más ambiciosa de todas las entregas que componen esta nueva faceta de la saga.
Obviamente, no hay manera de cerrar estas palabras sin hacer mención al descomunal trabajo que llevaron adelante todos los que estuvieron involucrados en la realización del film, quienes lograron que finalmente Paul Walker fuera de la partida y pudiera así despedirse a lo grande de una franquicia que lo extrañará por siempre, recordándolo con la mejor de las sonrisas y al mismo tiempo con gran tristeza.
Las escenas de Walker están cuidadísimas, pero dejan en evidencia que el actor fallecido en Noviembre del 2013 tras un terrible accidente automovilísticono llegó a filmar ese porcentaje tan alto del film del que se hablaba previamente. Una puesta correcta de cámaras, menos diálogos y muchísimas escenas con poca luz y bastante movimiento terminaron siendo los principales aliados para que Wan y sus muchachos pudieran contar con el personaje de Brian O’Conner por última vez.
No obstante, esos minutos finales a plena luz del día, donde la película se toma su tiempo y establece una mágica relación con el espectador para dejar en claro que ambas partes ya no podrán disfrutar más de la compañía de Paul Walker, son lo suficientemente emotivos para confirmar lo que hasta hace unos meses era un secreto a voces; en la actualidad, no existen superhéroes más humanos que los de la saga de “Rápidos y Furiosos”.