La saga rápidos y furiosos inició como una historia de carreras clandestinas de autos, con persecuciones y un poco de venganza. Tanto ha sido su éxito, que actualmente vamos por la 7ma entrega, aunque la esencia se haya perdido.
Pero no lo malentiendan. Los carros siguen ahí. Sacar por lo menos una edición de un bólido de 4 ruedas que sea lujoso, edición limitada o con alguna característica que sea casi imposible de ver en la vida real por simples mortales como nosotros se ha convertido en costumbre. Pero ahora, también tenemos un añadido: incluir algún personaje del cine de acción actual. La roca en la quinta entrega, Luke Evans y Gina Carano en la 6 y ahora Jason Statham y Ronda Rousey en esta última.
La historia gira en torno a la venganza que busca Deckard Shaw (Statham) contra Toretto (Vin Diesel) por matar a su hermano en la 5ta entrega. Por ello, viaja a Tokyo a asesinar a Han, conectando así la tercera entrega que en principio parecía no tener mayor implicación con el resto de la saga, y siguiendo la historia (dudamos que esto haya sido planeado desde un principio, pero sirvió como buen pretexto para unir y expandir la saga).
Como entretenimiento funciona. Aquellos que gusten del cine de acción con situaciones en las que la Física sale sobrando, y con buenas peleas cuerpo a cuerpo, la adrenalina sigue funcionando muy bien. El final, del que ya tanto se ha comentado y del que siguen circulando videos, tiene su dosis de lágrima fácil, por ser un homenaje al desaparecido Walker, pero más allá de eso, no trasciende (y que por cierto, hay escenas en las que el montaje digital es muy notorio)
Obviamente quienes busquen un cine más inteligente y elaborado, no lo encontrarán aquí. Pero FF 7 sigue siendo un buen ejemplo de porqué la mayoría de distribuidoras y cines siguen apostando por este tipo de filmes. Más de 1000 millones de dolares en todo el mundo justifican el número de salas y de pantallas que la exhiben, pues al fin y al cabo, el dinero es el que manda y la gente seguirá pagando por un rato de acción.