Rápidos y Furiosos 8: La película más estúpida y divertida del año.
Después de que la séptima entrega de la interminable franquicia se convirtiera en la sexta película más taquillera de la historia, lo único que les queda es celebrar. Y vaya que esta es una celebración.
No hay 7 sin 8. Y especialmente cuando tu séptima película hizo un billón y medio de dólares, prácticamente lo mismo que hizo en su momento The Avengers o más que cualquier entrega de la saga de Harry Potter. Y no planean quedarse en eso, ofreciéndonos cientos de autos en pantalla a la vez, carreras en autos prendidos fuego, submarinos nucleares y hasta incluso una trama y giros de tuerca más en linea con una franquicia de espías que de autos.
Su éxito y longevidad suele atribuirsele a varios factores: la parte emocional que es central a la acción (“Familia”, dicho con la voz de Vin Diesel), la diversidad de su cast, el hecho de que no tiene oposición en el genero de acción de autos, incluyendo la lamentable y reciente Need For Speed.
Pero también hay algo que se destaca poco pero resulta vital para la franquicia: la total aceptación de la ridiculez y el tomarse en serio a sí mismos, siempre y cuando no se interponga ante la diversión. No hay que ir más lejos que sus títulos, en una época en la que los estudios le tienen terror a las secuelas numeradas, Rápido y Furioso 8 lleva su numeración con orgullo.
Esta octava parte sirve casi como un reboot de la saga, después del fallecimiento de Paul Walker a fines de 2013. Furious 7 sirvió como una emocional despedida al actor y a su personaje, al mismo tiempo que significó una culminación de lo que es la franquicia. Entonces esta nueva entrega sirve como el comienzo de un nuevo capitulo.
Desde la quinta y sexta película vimos una total aceptación de la ridiculez y estúpida diversión que ya son parte de la serie, agregándole acción fuera de los autos que puede resumirse en la brillante incorporación de Dwayne “La Roca” Johnson. El resultado es una serie de películas que sin avergonzarse ponen sobre la mesa todo lo necesario para entretener a todo el mundo por dos horas.
Esta nueva entrega construye sobre todo lo bien que hizo la anterior (utilizando el plano que creo para la misma el genial director James Wan), para resumirlo y ahorrarles tiempo podría decir simplemente que es igual a la séptima, solo que aún mejor. Si vieron y disfrutaron de Furious 7, vayan tranquilos a ver esta. Y si no, vean ambas que todavía están a tiempo de divertirse.
Acción que no se detiene, un gran ritmo entre las secuencias de autos, las peleas a puño limpio, el revelado de la “compleja” trama y unas cortas pero entretenidas interacciones entre personajes. La dirección de F. Gary Gray (Straight Outta Compton) y el montaje sirven como una perfecta estructura para que la acción y los personajes puedan brillar.
Y vaya que hay muchos personajes. Si no estuvieron muy metidos en la promoción de la película, y aún si lo hicieron, se llevaran varias sorpresas porque es una gran reunión que incluye a prácticamente todas las entregas anteriores. Realmente se siente como crear un universo enorme que se mantiene vivo, nada mal para una estúpida película de acción, ¿no?
Lo más nuevo que nos trae Rápido y Furioso 8 es su villano. Charlize Theron nos trae un antagonista entretenido y desafiante que de gran manera se pone a la altura de nuestro gigantesco equipo de héroes. Pero no son sólo nombres, más que nunca esta octava parte nos trae unos cuantos giros en una trama que trata de no quedarse quieta nunca.
Desde la anterior entrega que la saga agrega un tinte de espionaje a lo James Bond a sus aventuras. Ya no hay dudas de que es un híbrido entre acción automovilística, espionaje internacional y una suerte de superhéroes sin superpoderes. Los reto a ver la séptima o esta octava y decirme que Vin Diesel y La Roca no son superhéroes…
Si quieren divertirse y no tienen la lamentable incapacidad de disfrutar las cosas por lo que son, vayan a ver esta película. No se van a arrepentir.