Rápido & Furioso es una saga cuyo destino cambió gracias a la gran cantidad de fanáticos que había logrado cosechar la primera película. Todo parecía encaminarse para que se convierta en una franquicia destinada a ser estrenada directamente en video (derecho al DVD sin pasar por los cines), con una secuela que apenas tenía a un solo personaje de la original (hablamos de Brian, interpretado por Paul Walker) y una tercera entrega que directamente había agotado todo su presupuesto al trasladar la acción a las calles de Tokyo (y con actores que seguramente fueron rebotados de castings para películas porno).
Sin embargo, algo pasaba en el final de esa entrega: aparecía Vin Diesel (en forma de cameo, claro) alias Domic “Soy invencible” Toretto, para justificar el nombre de la película. Todo mejoró cuando llegó el estreno de la cuarta parte, la cual traía al elenco original y un montón de personajes nuevos. A partir de ahí, la saga mejoró película tras película. Sobre todo con la inclusión de Justin Lin como director, quien estableció una premisa muy clara: TODO ESTÁ PERMITIDO, y es un contrato que tanto espectador como historia aceptan de manera tácita sin cuestionar nada; simplemente se dejan llevar. Luego llegaría James Wan para dirigir la séptima entrega y mantener la vara de diversión e inverosimilitud bien arriba.
Rápidos y Furiosos 8 (o The Fate of the Furious, como dicta su nombre en inglés) trae de vuelta a todo el equipo de pisteros, que ahora incluye a hackers y expertos en artes marciales, para una nueva misión: detener a Toretto, quien, en un giro inesperado (ah no, ya lo contaron en los trailers...), se pasa al Lado Oscuro para complicar todo, resultando ser el marco ideal para ver la acción desarrollarse en Cuba, New York y Rusia.
El director F. Gary Gray (The Italian Job, 2003) ofrece un trabajo lleno de humor (sobre todo porque la dinámica de los personajes ya esta aceitadísima luego de ocho films) y persecuciones locas que incluyen "autos zombies", tanques y hasta un submarino. A esta altura, las carreras poco importan y los autos son tan sólo un medio muy poco práctico para realizar misiones imposibles (porque claramente es mejor utilizar a un grupo de ex-criminales montados en Ferraris y Lamborghinis que a un grupo de militares bien entrenados).
En el reparto, el cual sigue creciendo en cantidad de pelados grosos (¡aguante!), se destacan Vin Diesel con un personaje que hace que el espectador esté atento todo el tiempo para ver qué cosa imposible va a hacer a continuación (y les prometo que hace varias); Jason Statham para ofrecer peleas mano a mano; y Dwayne “The Rock” Johnson, quien se roba todas las escenas donde aparece (el tipo parece Hulk y básicamente tiene su mismo poder). Charlize Theron hace de una villana bastante jodida como olvidable (como su cara llena de bótox, está irreconocible).
Si bien esta entrega no es tan buena como sus predecesoras, es notable lo divertida que resulta. De hecho, la historia cuenta con varios giros y sorpresas que dejan bien claro algo: hay Rápido y Furioso para rato. Y esto es quizás lo más interesante de la saga: todos los personajes que aparecen son tan buenos que tienen la chapa suficiente para seguir apareciendo una y otra vez. Y si la historia y los personajes no aseguran una continuación, sí lo va a hacer la taquilla: F8 ya se convirtió en el estreno mundial más taquillero en la historia del cine con 532 millones de dólares, desbancando así a Star Wars: The Force Awakens. Simplemente una locura, la cual celebramos porque queremos seguir viendo comó sigue la historia. ¿Autos en el espacio? ¿Un monstruo gigante que sólo puede ser detonado con la fuerza de un Ford Falcon? ¿The Rock vs. Jason Statham peleando en Marte?
La verdad que, luego de ocho películas, todo vale.
VEREDICTO: 7.0 - RÁPIDO Y CULPOSO
Sí, Rápidos y Furiosos 8 representa uno de mis placeres culposos que más ansío ver en cine (esperemos que Scorsese no se entere de esto) y, como siempre, está a la altura de lo esperado. Escenas que te sacan una sonrisa, peleas locas y un personaje como Toretto que patea traseros de taquito. Finalmente queda la sensación de que esta entrega sirve para testear cómo funcionan los personajes secundarios por separado, para eventuales futuros spin-offs. ¿Quién sabe? Hollywood es maligno, pero adictivo.