Es difícil hablar de “Fast & Furious” en estos tiempos y decir algo novedoso. La franquicia está viva, desde la cuarta entrega para adelante viene superándose en la taquilla y ya nadie discute los valores que la misma ofrece. Hay acción al extremo, autos, carreras, tanques, aviones, chicas y coreografías de ampulosa fuerza: es así y en cada episodio buscan superarse.
La cuestión es entones no discutir si las “Fast…” son o no buenas películas, (ya pasamos este estadío) sino que traen de nuevo. Los productores, con Vin Diesel a la cabeza (es increíble que este hombre haya crecido tanto como superestrella cuando es limitadísimo como actor) buscaron esta vez un director con poco recorrido en este tipo de cintas (F. Gary Gray)y dejaron que el hombre símbolo de la saga, se ocupara de marcarle el ritmo a sus compañeros.
De hecho, The Rock (Dwyane Johnson) se peleó con Diesel bastantes veces en el rodaje al punto de manifestar su enojo por la manera en que el jefe de la familia (ahora que Paul Walker ya no está), lleva adelante el negocio.
Más allá de eso, “The fate…” ofrece lo de siempre. Y un poco más. La incorporación de Charlize Theron es un gran acierto (ella está en un gran momento de su carrera) y la idea de unir a Deckard (Jason Statham) y ponerlo a jugar en equipo, termina por sumarle bastante a una cinta que, les anticipo, guarda alguna sorpresa desde el guión.
Si, es probable que sientan que el conflicto, como siempre, es una excusa. Pero… Estamos en la octava parte y el público los ha consagrado largamente. Estamos para discutir esto?
La historia arranca en Cuba (esta es la primera superproducción americana que puso los pies en la tierra de Fidel) donde Don y Letty están de luna de miel. Ahí se prenden en una carrera callejera (cuando no!) y al finalizar la misma Toretto se encontrará cara a cara con una mujer (Cipher, aka Theron) quien con sólo un pequeño gesto, hará que la unión familiar que el grupo presumía, se vaya por la borda.
Este cambio de conducta de Dom, lleva al resto del grupo a estar en problemas y volver a trabajar con el Señor Nadie (Kurt Russell), para evitar que la nueva archivillana, consiga lo que quiere (según los servicios, desatar una guerra). Cipher es hábil, muestra muchos chiches (la escena donde caen los autos desde el estacionamiento es marca de su habilidad) y tiene el control de la situación durante la mayor parte del juego.
A lo largo de la aventura recorreremos ciudades, habrá cuadros de impacto extremo (y en 3d, bien resueltos ) y música a tope. La falta de balance (se siente que Walker no esté) en la cuestión que propone históricamente (la “familia”), la cubre el humor de los secundarios y el contrapunto entre Deckard y Hobbs, que es de lo más divertido del film.
“The fate of the furious” es una cinta esperable, potente y ruidosa. La gente abarrotará los cines para divertirse, ver grandes escenas con autos y disfrutar de la banda de sonido al máximo.
Esta es una cinta para compartir y respeta todas las convenciones, ofreciendo como resultado final otro producto que cumple lo que siempre promete a priori: que pases un buen momento en sala.