Nadie podía suponer después de haber visto las dos primeras películas bastante clase B de esto que hoy es toda una saga, que el tema de Rápido y furioso podía estirarse más allá. Recordemos que era una historia sobre gente que corría picadas de coches de manera clandestina, sin ir más lejos, como tantas que se corren en muchos lugares del conurbano bonaerense. En aquella primera etapa los dos protagonistas eran Vin Diesel (Dominic Toretto) y Paul Walker (Brian O´Conner). Toretto era la leyenda de esas carreras y O´Conner el policía que se metía en ese mundo como infiltrado pero cómo si fuera una versión gringa de Martín Fierro, terminaba haciéndose amigo de los criminales y sumándose a ese mundo. Después de que esas dos entregas que recaudaron toneladas de dólares en todo el mundo, empezó la serie en la que las historias se alejaban de la propuesta original y en algunas ni siquiera participaban los actores centrales. En algún momento del desarrollo del proyecto, Paul Walker murió en un accidente automovilístico lo que le dio a todo el asunto un toque épico y algo sentimental.
A medida que se hacían películas la historia volvió a concentrarse en Toretto y su banda que empezó a tener ramificaciones, que llevó a ese grupo de corredores marginales de carreras de coche clandestinas a convertirse en una especie de grupo comando de condiciones internacionales dispuestos a salvar el mundo. El crecimiento delirante del proyecto sumó cada vez más espectadores y alentó la llegada de actores como Dwayne “The Rock” Johnson , Kurt Russsel y hasta Jason Stratham, que son clásicos para el género de las “películas de acción ” pero además despertó el interés de una actriz como Helen Mirren que manifestó que le interesaba participar en una película de la saga y por supuesto, los productores sumaron a la banda a la actriz británica y de paso llamaron además a Charlize Theron que desde hace un par de películas funciona bien como villana invitada.
Mientras todo esto pasaba para los espectadores, detrás de las cámaras pasaron cosas como que The Rock y Vin Diesel se odian, así que va a ser muy difícil que vuelvan a estar juntos en alguna película de la franquicia, lo que no impide que con el mismo sello (apenas disimulado) los productores hayan filmado una especie de spin off con Stratham y The Rock protagonizando una de las esntregas.
Rápidos y Furiosos 9 es el regreso de Torettto y su grupo de gente. Después de la película anterior está retirado y viviendo una vida en familia, pero ese plan bucólico dura poco y al rato ya están de nuevo metidos en el mundo del espionaje internacional y dispuestos a todo. Esta película reúne a parte de la banda original e incluso logra que de alguna manera participe Gal Gadot que fue parte en algún momento, pero que hoy ya es una estrella internacional con su protagónico en las películas de Wonder Woman y el universo de los héroes de DC.
El asunto arranca con algo de historia como para que conozcamos algo de Dominic y de paso nos enteremos de que tiene un hermano, al que nunca se nombró en las anteriores 8 (ocho) películas, y que sirve para sumar a John Cena al ya multitudinario elenco de la saga. Hay una historia de un aparato que suspende el funcionamiento del mundo tecnológico y una “llave” que los malos y los buenos deben encontrar. Para eso se reúne a casi todo la banda original, vuelve gente que aparentemente estaba muerta y los hermanos Toretto, además de salvar al mundo, deben dirimir el odio acérrimo que los separa. Todo este desfile de incongruencias y desvaríos está condimentado con mucha acción y la lucha lleva a nuestros héroes hasta las estrellas y más allá. Llegan al espacio y a esa altura uno no puede más que decir que si la idea es irse al carajo, los productores tienen razón y dale que va.
El problema de esta clase de películas es que puede llegar el momento en que se confunda acción con barullo y que al decir de Spielberg se confundan los conceptos y se crea que hacer las cosas más grandes es mejor y muchas veces sólo se traduce en más ruidoso y grande. Dos horas y media de película terminan siendo un poco agotadoras, sobre todo cuando una ya sabe que hay un todo vale, que nada es demasiado en serio y que nadie corre un peligro real porque de última si un personaje muere unas películas después puede volver y los guionistas se pueden esmerar sacando un Deus ex Machina de la manga y listo. Por otro lado todo se resume en la vieja fórmula que supo enunciar Francella en una de sus comedias televisivas: “Lo que importa es la familia”. Y la familia tradicional porque por más que la banda en general se asume como una familia elegida, todas las parejas son bien tradicionales, se casan y hasta bendicen las mesas a la hora de comer.
Seguramente el lector a esta altura debe preguntarse si vale la pena ver Rápidos y furiosos 9 y la respuesta es que sí, que ya que volvieron los cines, con todos los protocolos que corresponden, esta entrega de la saga es para ver en pantalla grande y buen sonido. Hay grandes momentos de acción, viajes al espacio, peleas y un final que promete una película más y sabemos que incluso pueden volver personajes porque ese es el espíritu mientras la taquilla siga acompañando. Es una manera efectiva de olvidarse un rato de la realidad y eso ya es bastante.
RÁPIDOS Y FURIOSOS 9
F9. Estados Unidos, 2021.
Dirección: Justin Lin. Intérpretes: Vin Diesel, Michelle Rodriguez, Jordana Brewster, Tyrese Gibson, Ludacris, Nathalie Emmanuel, Charlize Theron, John Cena y Kurt Russell. Guion: Daniel Casey y Justin Lin. Fotografía: Stephen F. Windon. Música: Brian Tyler. Edición: Greg D’Auria, Dylan Highsmith y Kelly Matsumoto. Distribuidora: UIP (Universal). Duración: 145 minutos.