En una kilométrica saga que acumula ocho películas, Rápidos y furiosos, fue girando el volante desde su inicio y se instaló con éxito a través de historias que fusionaron acción espectacular, amistad y lucha en equipo.
Este "spin-off", Rápidos y Furiosos: Hobbs & Shaw, trae sólo a los personajes del título, encarnados por el gigantesco Dwayne Johnson, un agente del Servicio de Seguridad Diplomático de Estados Unidos y al acrobático Jason Statham, un ex agente militar británico. A pesar de estar en bandos opuestos, ambos unen fuerzas en una nueva misión: localizar a Brixton -Idris Elba-, el villano de turno, un soldado genéticamente modificado que busca desatar el caos con un virus mortal.
La película, ambientada en Los Angeles, Londres y Moscú, entre otros escenarios internacionales, propone vértigo desde el comienzo cuando ambos personajes funcionan a manera de espejo y con pantalla dividida. A ellos se suma Hattie -Vanessa Kirby-, una agente del MI6, y hermana de Shaw, que lleva el virus en su cuerpo.
Con personajes que se pasan de bando, una constante en esta saga, y dos hombres dispuestos a todo para recuperar lo suyo -sin la química necesaria-, la propuesta ostenta secuencias exageradas -al borde del precipicio- que le juegan en contra en varios tramos.
El filme, que acumula diálogos poco eficaces y gags que no siempre funcionan, apuesta entonces al chisporroteo visual, las persecuciones, las explosiones, la caída desde lo alto de un edificio y una delirante escena final con helicóptero, pero flaquea en la adrenalina que generaron las películas anteriores. Por su parte, Brixton parece salido de una película de Marvel, con cierto parecido a Pantera Negra, y no termina de cuajar con el planteo del filme.
El costado familiar dice presente a lo largo de la historia, con un Hobbs que se mantiene en comunicación con su pequeña hija y un reencuentro con lo suyos en Samoa: mientras Shaw visita a su madre -Helen Mirren, en una aparición desaprovechada- en la prisión.
El relato abre la puerta en el final, con un gancho poco ocurrente, a una futura misión.