¿Era necesaria esta película? Por supuesto que no. ¿La franquicia se ha convertido en un absurdo? Por supuesto que sí. ¿Entonces se disfruta? Obvio que sí.
Este estreno es el ejemplo perfecto de película de acción inverosímil y entretenida para pasar el rato, y para apagar el cerebro, mientras vemos situaciones imposibles de superhéroes disfrazados de hombres.
Porque eso es lo que son estos dos personajes en la época dorada del cine con gente disfrazada. Son héroes de acción de la vieja escuela, pero llevados al extremo.
Dentro de ese universo, el film tiene lógica y sirve para conocer un poco más y explorar esta gran dupla que conocimos en la saga Rapído y Furioso.
Y ahí hay que hacer una breve aclaración, dado a que el póster es un poco engañoso en Argentina ya que se lee primero y más grande “Rápidos y Furiosos” en lugar de Hobbs and Shaw, que es su título original (y el nombre de los personajes).
Este film es un spinoff y no una secuela directa, motivo por el cual no vemos a Vin Diesel y Cia, quienes están en plena producción de la próxima entrega.
La historia es sencilla y repetitiva, pero está bien ejecutada. La película es muy entretenida y no decae nunca.
David Leitch, quien viene de dirigir Atomic blonde (2017) y Deadpool 2 (2018) hace un gran laburo con todas las escenas de acción, y mantiene un buen ritmo en todo momento.
El problema de esta película, y las de su estilo, es que ya me la olvidé. No tiene absolutamente nada que se quede con el espectador a largo plazo.
No hablo de la dupla protagonista y sus interacciones, porque lamentablemente la proyección para la prensa fue en versión doblada. Por lo cual me es imposible juzgarlos a ellos y sus diálogos.
En definitiva, Hobbs and Shaw es buen entretenimiento para los amantes de la acción y de la saga Rápido y Furioso.