Dirigida por David Licht, a quien recordamos por su reciente trabajo en Deadpool 2 y Atomic Blonde, la entega nos ofrece un combo de armas robadas, un intento de salvar al mundo contrarreloj, una dupla con mucha química e historias de fondo que tienen que ver con la base de este universo: La Familia. Esta fórmula fue sumamente explotada con anterioridad, sin embargo, resulta.
La película abre con un grupo de agentes del MI6 intentando recuperar el virus Snowflake, un arma biológica genéticamente modificada que puede arrasar con la humanidad. Hattie (Vanessa Kirby) se inyecta el virus en su propio cuerpo y huye, solo para descubrir que ha sido acusada por el asesinato de sus colegas y designada una amenaza global.
Una operación conjunta entre múltiples agencias internacionales de investigación reúne a Luke Hobbs (Dwayne Johnson) con Deckard Shaw (Jason Statham), pero después de los eventos de Fate of the Furious, ninguno de los dos está especialmente entusiasmado con la idea de asociarse y trabajar juntos. Una guerra de egos y masculinidad se desata, y el dúo llega a los golpes casi de inmediato después de intercambiar unas palabras. “Cada vez que hablas, es como arrastrar mis bolas a través del cristal roto”, dice Hobbs. “Duele”. Pero cuando Brixton ( Ydris Elba) realiza una audaz incursión en una oficina de la CIA y se marcha con Hattie, Hobbs y Shaw se ven obligados a dejar de lado sus diferencias para recuperarla (y el virus).
Hobbs & ShawEl personaje de Elba se llama a sí mismo como “Superman negro”, pero sus implantes cibernéticos, que le otorgan mayor poder y agilidad, junto con una superposición de diagnóstico que muestra las amenazas entrantes, esquemas de construcción y cualquier otra cosa que la trama considere necesaria, en realidad lo acercan más a Terminator o Iron Man. Todas las películas de Fast and Furious han ofrecido su cuota de inverosimilitudes, pero la idea misma de Brixton y su equipo, con “ilusiones de salvar al mundo mejorando a la raza humana”, empuja a Hobbs y Shaw bien al territorio de la ciencia ficción. Es una propuesta arriesgada que podría haber fracasado, pero el elenco hace un trabajo admirable , y el pacto ficcional entre la audiencia y el narrador permanece intacto.
Hobbs y Shaw se apoya en la excelente química cómica entre Johnson y Statham, basándose en su dinámica de la película anterior y asegurando que el humor abunde. Muchas de las bromas son chistes fáciles. Un cameo importante, que no esperábamos, también inunda la pantalla de humor.
Por momentos la lluvia de golpes, patadas, disparos y explosiones agota. Hobbs y Shaw no deja de ser un blockbuster con momentos irracionales e ilógicos que la vuelven una caricatura de una película de acción, cargada de egos machistas raya en la parodia y es, a veces, indescriptiblemente tonta, pero de la mejor manera posible, porque cumple con su propósito, entretener, y no quitar la vista de la pantalla. Seguramente esto no sea lo último que veremos de la dupla, ya que contiene una escena post créditos que sienta las bases para una secuela. También es posible que no veamos a Johnson y Statham entre el elenco principal de Fast and Furious en breve, pero Hobbs y Shaw es una muestra de que este dúo recién comienza.