El jueves pasado se estrenó el thriller peruano Rapto de Frank Pérez-Garland.
Sebastián, alumno de fin de año de la carrera de derecho, es parte de una familia con un buen pasar económico. Un dia su abuelo es secuestrado y los responsables le dan cuatro días para encontrarlo revelando una serie de secretos que muchos no quieren que salgan a la luz.
El film Rapto empieza con dos escenas que parecieran estar construidas subestimando al espectador. Primero muestra a Sebastián y sus amigos en una fiesta sin preocupaciones y con la mirada de desdén de su abuela, por lo cual ya sabemos la relación entre la familia y cómo el personaje tendrá un arco argumental que cambiará al final de la película.
Por el otro, vemos a los mismos jóvenes en una clase de abogacía debatiendo las diferencias entre justicia y venganza por mano propia. Explicaciones tan marcadas que parecieran estar puestas para dar entender que este debate es el que va a suceder a lo largo del film.
Este thriller de secuestro y venganza por un crimen del pasado está construido de manual. No hay sorpresas ni giros argumentales. E incluso, por momentos, se esfuerza por incluir extensos diálogos para hacer aun más simple el enigma. Además las interacciones entre los personajes son poco verosímiles, a lo que se suman flojas actuaciones en el reparto.
Rapto de Frank Pérez-Garland es una película sobre secuestros que ya hemos visto decena de veces. Sin aportar nada nuevo al género, pero también fallando en hacer atractiva la trama.