Cuestiones de amor, odio y libertad.
Basada en la historia del fallo judicial de carácter homofóbico que le quitó la tuición de sus hijas a la jueza chilena Karen Ataya, Rara indaga en el famoso caso sobre custodia que sacudió a la opinión pública del país trasandino hace un poco más de diez años y que aún sigue causando revuelo y discusiones en el ámbito del derecho en Latinoamérica, en especial a partir del fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que condenó al Estado chileno a raíz de la apelación de la jueza por la infundada decisión de la Corte Suprema de Chile.
La ópera prima de la realizadora Pepa San Martín compone su relato a partir de la mirada de Sara (Julia Lübbert), la hija mayor preadolescente de Paula (Mariana Loyola), una jueza -separada del padre de las niñas- que vive con su pareja Lía (Agustina Muñoz). Ambas mujeres crían a las hijas en un entorno de tensión debido al miedo a la intolerancia en los círculos burgueses y pequeñoburgueses chilenos y a los típicos conflictos de los niños a punto de entrar en la adolescencia, una etapa que los enfrenta al mundo de los padres.
Sara convive normalmente con la identidad sexual de su madre pero es consciente de que es mejor ocultarlo a su entorno para impedir que tanto ella como su hermana y su madre sean juzgadas y perjudicadas por la intolerancia, los prejuicios de la ignorancia y el odio del medio conservador en el que viven. Los conflictos adolescentes de la niña generan una preocupación desmesurada en el padre, Víctor (Daniel Muñoz), quien decide judicializar la situación para alejar a sus hijas, Sara y Cata, de la influencia del entorno materno.
En medio de los conflictos paternos, Sara se pelea con su madre, anda siempre al lado de su mejor amiga y de su hermana, cuida al gatito que su hermana encontró abandonado en el jardín, se siente atraída por un joven de la escuela, no quiere festejar su próximo cumpleaños y siente deseos de salir de noche y de fumar mientras sus calificaciones van en picada. En el marco de estos conflictos adolescentes se insertan las cuestiones de género y de discriminación de forma sutil en un entramado delicado para que la ficción intervenga con su claridad artística en la realidad.
Rara enfoca la cámara en una situación compleja y problemática sin prejuicios para intentar comprender la realidad y crear consciencia sobre la libertad sexual y los ardides de la discriminación. Pepa San Martín logra en su primera película componer un gran relato que releva todas las voces, las posiciones y las situaciones que influencian en la vida de Sara y de su madre, para que el espectador pueda sacar sus propias conclusiones y para que la libertad se imponga a las fobias de algunos reaccionarios que aún militan por el odio.